martes, 21 de julio de 2009

La valla no frena los saltos al vacío


El Consorcio incrementa la vigilancia del espigóndespués de que el bloqueo de los accesos noimpida que los jóvenes sigan tirándose al mar

Los buceadores describen la sensación de nadar entre tiburones como una vivencia irrepetible, donde la adrenalina se dispara ante la experiencia de acompañar al depredador con peor fama del mar, que según afirman, difícilmente ataca al ser humano.
En la marina real Juan Carlos I, creada para la Copa América, uno de los deportes más practicados es nadar entre barcos, quizá mucho más peligroso ante el riesgo de ser alcanzado por una hélice, al tratarse de una zona restringida al paso de embarcaciones.
Uno de los espacios más problemáticos es el salto de siete metros que se puede realizar desde el extremo de la marina norte, justo al final del paseo elevado que recorre el dique, donde pese al bloqueo del acceso la práctica continúa realizándose.
Como informó LAS PROVINCIAS, grupos de jóvenes aprovechan el espigón para saltar al vacío hasta de cabeza, lo que supone un elevado riesgo de sufrir una lesión medular. Fuentes del Consorcio admitieron su «preocupación» por la situación, y tras detectarse a los primeros atrevidos se valló la zona de acceso. De hecho, aseguran que uno de los espacios donde más se ha actuado es este. Incluso se ha renovado el bloqueo colocando una valla más alta. Sin embargo, se mantiene una vigilancia especial, ya que algunos grupos sortean el obstáculo y continúan accediendo.
Además, señalaron que cuando uno de los profesionales de seguridad ve a alguien en el agua, se le insta a salir inmediatamente.
Desde el Consorcio Valencia 2007, entidad pública que gestiona los nuevos espacios portuarios, señalaron que sólo en junio se realizaron 79 actuaciones por parte de los vigilantes de seguridad, consistentes en sacar a la gente del agua. Es decir, en apenas un mes se ha amonestado a cerca de un centenar de personas.
Sanciones
Pese a ser consciente del problema, el Consorcio no tiene capacidad sancionadora, por lo que si el bañista hace caso omiso del aviso, se traslada la incidencia a la Guardia Civil, encargada de la seguridad del agua.
Además, desde el Consorcio aseguraron que la situación se ha puesto en conocimiento del instituto Armado, de la Autoridad Portuaria y de Capitanía Marítima.
El dique norte no es la única zona frecuentada por bañistas. Se han dado casos en que la empresa contratada por el Consorcio para la vigilancia de la marina se ha encontrado con bañistas «tomando el sol en los pantalanes flotantes del canal», que en su día sirvieron como embarcaderos del taxi acuático que unía las dos riberas de la infraestructura. «Incluso se dan chapuzones en el agua», según las citadas fuentes.
La misma infracción se ha detectado también en el pantalán central, lugar donde se concentraban los megayates más lujosos durante la pasada edición de la Copa América.
Mientras que utilizar instalaciones portuarias está tajantemente prohibido para pescar, no resulta sencillo imponer una multa a una persona que se baña en aguas del puerto, según señalaron desde el Consorcio, lo que dificulta la toma de medidas sancionadoras que tengan un efecto preventivo ante los imprudentes.
Pese a todo, el riego es claro. Por un lado, por el tráfico de embarcaciones, que aunque tienen una limitación de velocidad en la marina, gozan de la máxima prioridad de paso. Y por otro, en la zona del salto, pues aunque parece existir profundidad suficiente, el desplazamiento de uno de los bloques de la protección de escollera, o incluso un mal cálculo del saltador, puede originar una imprudente desgracia. En la actualidad, la profundidad en la zona es de 13 metros, y en el canal, de siete.

No hay comentarios: