Cuatro mil cámaras vigilan el Metro de Madrid pero no sirvieron para garantizar la seguridad de una pasajera. Eso sí, grabaron la secuencia que recoge el instante en que dos individuos intentan robarle el bolso y la empujan a la vía. La víctima ha denunciado a la compañía porque ninguno de los empleados de seguridad acudió en su auxilio.
Una joven sale de un vagón de metro. Tras ella dos individuos; uno la toquetea, el otro intenta robarle el bolso. Ella resiste y ese momento recibe un empujón y cae a la vía. Una amiga la rescata, nadie más acude a socorrerla. Por eso la mujer ha denunciado a Metro.
No es la primera vez que Metro acaba en un tribunal por un hecho similar. Uno de los de mayor trascendencia, la muerte de Javier Echevarría, hijo de la entonces eurodiputada Paca Sauquillo. El joven sufrió un desmayo por una hipoglucemia.
Los vigilantes le confundieron con un drogadicto y lo dejaron tirado en las escaleras de una estación. La familia recibió 42.000 euros de indemnización. Aunque no todas las víctimas acaban denunciando. Miriam Alonso empujada por un enfermo mental a las vías denunció sólo a su agresor, a pesar de que perdió una pierna.
Y eso a pesar de las 4.000 cámaras que vigilan en suburbano. Ojos que la mayoría de las veces, sólo sirven para mostrarnos una serie de agresiones, que de otra forma, como el propio metro, nunca saldrían a la luz.
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