jueves, 15 de octubre de 2009

El Fiscal pide 9 meses de cárcel para un residente en el CETI por un supuesto intento de agresión


La representante del Ministerio Fiscal solicitó ayer una pena de 9 meses de prisión y 240 euros de multa para un hombre residente en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) que había sido acusado de cometer, presuntamente, un delito de agresión sexual en grado de tentativa y una falta de lesiones. Además, también solicitó una indemnización de 350 euros para la supuesta víctima.

El joven acusado negó haber cometido los hechos que se le imputaban y ofreció una sólida coartada que fue refrendada en parte por dos de sus compañeros, como ya adelantó ‘El Faro’ hace un mes. Por su parte, la mujer denunciante narró una secuencia dura en la que se detallaban los pormenores del intento de agresión sexual.
Según el escrito judicial, los hechos ocurrieron en la madrugada del 19 al 20 de agosto en las inmediaciones del CETI. La acusación mantiene que el hombre, cerca de las 02.00 horas, saltó la valla de la residencia para acercarse a la mujer, que estaba fuera del recinto dado que la habían expulsado por provocar un incidente de poca importancia con otra interna. Allí mismo la habría intentado agredir sexualmente llegando a causarle una herida a la altura de los glúteos. Posteriormente, tras ver la sangre, el acusado habría saltado nuevamente la valla, siempre según la versión de la parte acusadora.
La versión que el individuo subsahariano ofreció en el plenario difirió por completo de la narrada anteriormente. Según sus palabras, él estuvo desde las 23.00 horas con una de las personas responsables de la seguridad en el centro. Sobre las 00.00 horas el joven habría acudido a la habitación de uno de sus compañeros para ver, junto a una chica más, una película en la que aparecía la famosa actriz Pamela Anderson. El joven dijo que cuando ya había terminado el largometraje se acercó otro de los residentes en el CETI y le dijo que los guardias de seguridad lo estaban buscando, por lo que inmediatamente se dirigió a la central de control para preguntar. Allí le indicaron que la denunciante le había acusado de haber intentado aprovecharse sexualmente de ella. Él se limitó a negarlo y a esperar hasta que llegó la Policía. El sujeto afirmó que sólo conocía a la denunciante de vista y que ese mismo día, excepcionalmente, había hablado con ella dos veces. La primera de ella sobre las 22.00 horas, cuando actuó de intérprete cuando la mujer intentaba explicar los sucedido en el incidente que provocó su expulsión. La otra se produjo pasadas las 23.00 horas, cuando la chica expulsada, que se quedó en los alrededores del CETI, le llamó para pedirle algo de ropa y otros favores. El muchacho también quiso dejar claro que la chica olía a alcohol cuando la expulsaron del centro y que parecía estar borracha. En todo momento, el acusado negó haber salido del centro del Jaral, haberse acercado a la joven, haberla golpeado y haber intentado agredirla sexualmente. Igualmente, cuestionado sobre los posibles motivos de la denuncia, el inmigrante aseguró que pensaba que le había denunciado como medio para conseguir los papeles y poder salir del centro de inmigrantes.
Por su parte, la joven presuntamente agredida también prestó declaración en la vista oral y se reafirmó en el intento de agresión sexual. En todo momento señaló al acusado como autor del delito y no dudó en dejarlo claro en diferentes ocasiones. Ella negó haber bebido alcohol el día de los hechos y manifestó que la discusión que provocó su salida del CETI no había tenido mayor importancia y simplemente se había gritado con otra persona. La chica también admitió no tener ningún tipo de relación de amistad con el acusado y negó haber hablado con él hasta el momento del intento de violación. La joven manifestó que, una vez expulsada del centro de inmigrantes, se quedó en los alrededores intentando que la volvieran admitir, ya que era de noche. Sobre las 02.30 horas, cuando estaba sentada cerca de la valla del recinto, afirma haber visto al hombre acusado saltando la valla y dirigiéndose hacia ella. Según su versión, ella le preguntó porqué había salido del centro y él le habría respondido que se callara, que ella le gustaba y que él quería dormir con ella. La chica se habría negado alegando que él no le gustaba y el hombre no habría reaccionado bien. Supuestamente, le propinó una serie de bofetadas, luego la agarró del cuello, forcejeó con ella hasta lograr bajarle los pantalones y la lanzó al suelo. La presunta víctima afirma que el acusado se quitó el cinturón, el botón del pantalón y se bajó la cremallera para, posteriormente, herirla con un objeto que no pudo determinar, aunque se debatía entre una botella rota y una palo de madera. La sangre que comenzó a brotarle habría asustado al supuesto agresor, que en ese momento habría huido de nuevo hacia el CETI. Por su parte, la víctima regresó hasta el mando de control de vigilancia donde le enseñaron unas fotos en las que pudo reconocer al hombre acusado.

Hubo tres testimonios claves durante el juicio
Durante el juicio prestaron declaración los dos compañeros que estaban viendo la película con el acusado y el vigilante de seguridad que atendió a la chica cuando llegó herida. Este último explicó que sobre las 02.30 horas la mujer comenzó a golpear el cristal de la sala de control y que al salir a comprobar qué quería la encontró herida y con los pantalones llenos de tierra. El responsable de seguridad destacó que ella en ningún momento pareció estar nerviosa, lo que le había extrañado mucho. Por otro lado, el testigo también contó que sobre la hora de los hechos habían visto por las cámaras de seguridad una silueta humana por la zona, aunque por la calidad de las imágenes no pudieron observar si se trataba de un hombre. Los compañeros del hombre acusado se limitaron a corroborar parte de la versión de su amigo, ya que confirmaron que desde las 00.00 horas hasta las 02.30 horas, aproximadamente, el joven había estado con ellos viendo una película protagonizada por la famosa y exuberante actriz norteamericana ya mencionada. Ninguno de los dos dijo haber presenciado la conversación del tercer residente que le comunicó al acusado que los vigilantes le estaban buscando, aunque uno sí afirmó haberles oído hablar.

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