jueves, 15 de octubre de 2009

Los acusados culpan a terceras personas del robo en una obra de Yeles


EFE | TOLEDO
Los dos acusados de robar en una obra de Yeles en febrero de 2008 y de retener y encerrar a dos vigilantes de seguridad negaron ayer formar parte del grupo de cinco hombres que participó en estos hechos y dijeron que «los gitanos compartimos mucho» y se prestan coches como el usado en 2008.
El fiscal mantuvo la petición de 15 años de prisión para cada uno de los dos acusados, el tío Juan G.J. y su sobrino Juan G.F., ambos españoles, que fueron juzgados ayer en la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Toledo como supuestos autores de un delito de robo con intimidación y otros dos de detención ilegal.
Las defensas solicitaron la absolución de ambos por la ausencia de huellas en el lugar de los hechos, con lo que no habrían participado, y por el «testimonio contradictorio» de uno de los dos vigilantes de seguridad, una joven de 24 años.
Durante el juicio, los dos vigilantes, que trabajaban en la obra de Unión Fenosa en la urbanización «El Pradillo» de Yeles en la medianoche del 27 de febrero de 2008, declararon lo que sucedió cuando una furgoneta llegó a la obra y cinco individuos bajaron del vehículo, les encerraron en la caseta de vigilancia y les ataron de pies y manos.
Los cinco individuos estuvieron robando diverso material durante una hora, según su testimonio, y luego se marcharon dejándoles encerrados y atados, además de quitarles sus teléfonos móviles (en total, cinco) y otras pertenencias.
Estos cinco hombres huyeron en una furgoneta distinta a la que utilizaron para llegar -un Peugeot que hallaron en la obra- porque la primera no arrancó.
Huída en un BMW
Dos de estos cinco individuos utilizaron también para huir un BMW que estaba escondido en un olivar cercano al polígono «El Pradillo» y que es propiedad de la mujer de uno de los acusados, aunque el marido dijo que este coche lo utilizan también otros vecinos del poblado chabolista de El Cañaveral (Madrid), donde residen.
«Los gitanos compartimos mucho las cosas y el coche a veces me lo piden», sostuvo el acusado Juan G.J.
El vigilante de seguridad declaró que no vio a los cinco individuos que robaron y les ataron y encerraron pero agregó que tenían «acento rumano» y que hablaban «medio en castellano, medio en gitano».
Sin embargo, su compañera de vigilancia aquella noche sí identificó a dos de ellos -los que hoy han sido juzgados- en una rueda de reconocimiento en la cárcel de Ocaña.
Esta joven aseguró que a los cinco individuos «no se les entendía», en alusión a su idioma, e indicó que ya había visto el mismo BMW «merodeando» por el polígono cuatro días antes del robo y había apuntado en un cuaderno la matrícula, como es habitual en su trabajo.
Las defensas de los dos acusados han sostenido que fueron otros los individuos que tomaron ese vehículo y que no hay pruebas (huellas) que inculpen a tío y sobrino con el robo.

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