jueves, 2 de julio de 2009

El Sespa e Interior estudian instalar alarmas en las consultas médicas para evitar agresiones


Los facultativos podrán dar la alerta pulsando un botón o bien a través de un dispositivo de radiofrecuencia
Los timbres estarían camuflados y conectados directamente con la Policía Autonómica del Principado
Lo llaman el botón del pánico y desde hace años son de presencia frecuente en los bancos. Ahora, y por vez primera en Asturias, podrían dar el salto a los centros de salud y hospitales, ya que el Servicio de Salud del Principado (Sespa) estudia instalar alarmas en el interior de las consultas médicas y de enfermería. ¿El objetivo? Dotar de mayor seguridad al personal sanitario y disminuir el número de ataques perpetrados por pacientes, familiares o acompañantes que acuden a recibir atención sanitaria. El año pasado, el personal del Sespa denunció 272 agresiones de este tipo. Aunque no hubo ninguna situación grave (en Asturias hay que remontarse diez años atrás, a la muerte del psiquiatra Antonio Gimeno a manos del padre de un enfermo), en 58 casos se produjo un ataque físico por parte del usuario. En otros 21, la mediación de un tercero impidió que la agresión llegara a producirse. El resto se reparte entre amenazas (142 casos) e insultos (51).
Detrás de esta novedosa iniciativa está el Sespa pero también la Dirección General de Interior y Seguridad Pública del Principado. La medida se incluye en el Plan de Prevención y Actuación frente a potenciales situaciones conflictivas en centros sanitarios. Según pudo saber EL COMERCIO, son varias las opciones que se barajan. Desde la instalación de alarmas tipo botón que se situarían debajo del escritorio del médico o enfermera, o bien mediante dispositivos de radiofrecuencia (una especie de pequeño mando a distancia que tendría cada profesional en el bolsillo de su bata).
Los timbres estarían siempre camuflados y conectarían directamente con los administrativos del centro pero también con la Policía Autonómica del Principado, que activaría un plan de emergencia.
La pretensión es empezar por unos pocos centros de salud de Oviedo, Gijón y Avilés (tres por cada área) en los que se hayan registrado agresiones. Se trataría de ensayar primeramente una experiencia piloto. Para ello, el Sespa elabora actualmente un mapa de riesgos, que será evaluado por la Dirección General de Seguridad.
Videocámaras
Pero la instalación de alarmas no sería la única medida con la que el Principado pretende amedrentar a pacientes violentos. Interior prevé también colocar videocámaras en puntos críticos. En la actualidad hay hospitales, Cabueñes es uno de ellos, que disponen de videovigilancia, una medida que no siempre cuenta con el beneplácito de las juntas de personal. Asimismo, según precisó la Consejería de Presidencia, Justicia e Igualdad del Principado «hay centros, principalmente hospitales, que cuentan con dispositivos de alarma frente a intrusiones con servicio de respuesta de empresas de seguridad privada».
Según los datos elaborados por el Sespa y adelantados ya por EL COMERCIO, casi la mitad de las agresiones denunciadas en 2008 recayeron en enfermeras y enfermeros. 115 ATS sufrieron algún tipo de hostilidad a manos de usuarios disgustados, seguidos de 94 médicos, 31 auxiliares de enfermería, 22 auxiliares administrativos y 10 celadores. En total, 272 denuncias, frente a las poco más de 200 de 2007.
Más de la mitad de los casos (132) se produjeron en centros de salud. En los hospitales hubo 63 agresiones, mientras que otras 77 correspondieron a Salud Mental. No facilitar una baja médica, discrepar con el tratamiento prescrito, negarse a autorizar una prueba o la existencia de demoras en las citaciones han sido las principales causas de conflicto. El 84% de las agresiones fueron contra profesionales mujeres.

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