
No saben ya el número de veces que se han concentrado a las puertas del centro de salud del Tarajal para reclamar lo mismo: seguridad. Pero es la única arma que tienen a su alcance, salir a las puertas del centro y hacer público el clima de inseguridad creciente que viven todos los trabajadores.
Ayer se produjo otra nueva agresión, esta vez protagonizada por un joven que ya ha sido denunciado, ha sido detenido por la Policía y ha tenido su encuentro con el juez. Nada de esto ha servido para que volviera a sus andadas, amenazando a una doctora del centro a quien insultó porque quería que le recetara el trankimazín que se le había dispensado hacía tan sólo dos días. Quería más y la negativa de los médicos a dispensárselo fue suficiente para que comenzara a practicar, primero, agresiones verbales y, después, intentar pasar al plano físico. La intervención del único vigilante que trabaja en el centro de salud lo impidió. Dicen que lo hizo “jugándose la vida”.
Lo que pasó ayer es la historia de cada día. Por ello los trabajadores del centro de salud han organizado un paro, hoy, a las 12.00 horas, a las puertas del centro para dejar patente su situación. Una situación que ha sido portada de los medios en varias ocasiones, que ha motivado la crítica sindical pero que, a fecha de hoy, sigue sin tener arreglo.
Las agresiones se siguen produciendo y lo que temen los que allí trabajan es que vayan a más. ¿Por qué? Porque de entrada el centro no dispone ni de arco de detección de metales, con lo que puede acceder cualquier con un arma sin que la misma sea detectada. Sólo hay un vigilante para contener una presión que los afectados califican de “insostenible” ya que las agresiones y los episodios de violencia se han convertido “en algo normal”.
“Nos insultan, nos amenazan, nos intentan agredir... No sabemos si quien entra tiene un cuchillo o no... Es la situación diaria que soportamos aquí y que trasladamos a nuestras casas”, apunta un trabajador del centro. En el caso de ayer la situación ha llegado al límite debido a que el protagonista de los hechos es una persona que ya ha sido detenida y que ha pasado ante el juez, pero que sigue gozando de la impunidad para presentarse en el centro de salud y generar episodios de violencia.
A esta situación se suma otra. El punto de entrega de metadona se ha situado justo al lado del centro de salud, lo que provoca que los drogodependientes que acuden entre las 17.30 horas y las 18.00 terminen entrando después en el centro para pedir pastillas o medicación. Cuando se les niega repiten el mismo modus operandi: insultos, gritos, intentos de agresión física... Precisamente contra ésto quieren que la administración se implique. Con el paro de hoy quieren forzar a la dirección a que adopte medidas de mejora en el Tarajal.
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