miércoles, 1 de julio de 2009

Gallegos entre sabotajes


La Armada protege a 200 marineros que construyen un gasoducto en Irlanda
MANUEL MÉNDEZ - AROUSA Buques de la Armada de Irlanda, además de lanchas neumáticas del propio Ejército, de la policía marítima y de empresas de seguridad privada protegen a cerca de 200 ciudadanos gallegos que integran casi el 50% de la tripulación del "Solitaire", un buque dedicado a la instalación de tuberías submarinas para la conducción de cableado eléctrico, gas, petróleo y todo tipo de materiales.
Actualmente ese enorme barco –unos 300 metros de eslora– se encuentra en la bahía irlandesa de Broadhaven para, precisamente, habilitar un gasoducto.
Los pescadores locales y los ecologistas se oponen con dureza a estas obras, que la empresa Shell ya intentó llevar a cabo en diversas ocasiones anteriores durante los últimos años, pero que se vio obligada a posponer, precisamente, a causa de la fuerte presión social.
Sin embargo, actualmente el "Solitaire" sí está ejecutando el proyecto que le ha sido encargado, y eso ha reavivado la polémica, la tensión y los intentos de sabotaje, tanto en mar como en tierra, de ahí la presencia de la Armada irlandesa, policía y empresas de seguridad privada cuyos miembros vigilan tanto en el interior del buque como en las aguas que lo rodean.
Su misión es proteger a los tripulantes –sobre todo gallegos, ingleses, holandeses y canadienses–, pero también tratar de amparar a los pescadores locales, a los ecologistas y, en definitiva, a los propios manifestantes u opositores, ante la previsión de que sus protestas y su excesiva proximidad a las máquinas y al buque puedan desencadenar en algún tipo de conflicto o accidente marítimo.
Consultados al respecto algunos de los marineros gallegos a bordo del "Solitaire", indican que "la tensión se masca en el ambiente", pero aún así parecen acostumbrados ya a este tipo de situaciones de presión, e incluso esgrimen que están "mucho más tranquilos" que cuando navegan por aguas próximas a países inmersos en conflictos bélicos, y desde luego están menos preocupados que en aguas de Somalia, Bahía de Bengala y Emiratos Árabes, donde la presencia de los piratas somalíes resulta "mucho más amenazante" y, como explicó FARO en diciembre pasado, hace que barcos como el "Solitaire" incorporen a su tripulación vigilantes privados fuertemente armados con el fin de evitar acciones de piratería.
La situación actual en las aguas irlandesas no parece tan grave, a pesar de lo cual en los últimos años ya se produjeron detenciones e importantes sabotajes, especialmente en las dragas, grúas y excavadoras que trabajan en primera línea de costa para facilitar el paso de la tubería que el "Solitaire" traslada mar adentro.
Diversos procesos judiciales, denuncias, manifestaciones, personas heridas e iniciativas políticas de todo tipo –incluso en el Parlamento Europeo– forman parte de las acciones y movimientos que en los últimos años llevó parejo el proyecto de instalación de las tuberías en la Bahía de Broadhaven.
"Ya estuvimos aquí otras veces y el barco tuvo que dejar el proyecto y marcharse a otros lugares para ejecutar otros encargos –por ejemplo en la Bahía de Bengala, entre Sri Lanka, Myanmar y Thailandia– porque con la presión de los pescadores irlandeses y de los ecologistas era imposible trabajar aquí", relata desde Irlanda uno de los tripulantes.
"La diferencia es que ahora –apostilla– estamos más protegidos, y parece que esta vez el proyecto sí va a llevarse a cabo en su totalidad".
Entre la tripulación gallega sostienen que "no hay motivo de alarma", aunque sí admiten que prefieren "poner fin a esta obra cuanto antes para poner rumbo a otras zonas más tranquilas".
Y es que a pesar de toda la protección que les ofrece la armada y la vigilancia privada los opositores a esta obra no cejan en su empeño.

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