jueves, 2 de julio de 2009

Entrevista: Luis Miguel Mariscal,coordinador general de la asociación española de escoltas en el País Vasco. "Por ser escolta he renunciado a mi ciuda



A Luis Mariscal le gusta su trabajo. Mucho, demasiado. A sus 41 años, lleva 22 trabajando en la seguridad privada y ocho como escolta en el País Vasco. Ha protegido a abogados, políticos, periodistas y magistrados. Ahora es portavoz de un colectivo que aglutina a 1.850 profesionales.
Pregunta.- ¿Por qué decide ser escolta en el País Vasco?
Respuesta.- La verdad es que no es un trabajo muy apetecible. Por dos razones. La primera, explorar un campo, el de la protección personal, que había estudiado y me atraía. Sabía que era un paso difícil, más cuando tenía un puesto cómodo en Valladolid. La segunda razón es que mi labor podría servir a personas que tenían disminuida su libertad. Vivir escondido o atemorizado es indigno en un país democrático. Otra razón, que algunos pueden pensar como la principal, la económica, enseguida se vino abajo, es todo un mito.

P.- La situación en el País Vasco y Navarra es complicada y peligrosa. ¿Hay mucha tasa de abandono?
R.- Es peligroso si tú no eres consciente de lo que haces, porque puedes ejercer una presión a tu entorno y en ti mismo que se haría insoportable. Hay que racionalizar tu labor, ser un profesional y aceptar unos protocolos de autoprotección diarios, nunca bajar la guardia, de una forma natural. No me preocupan tanto los abandonos, que los hay, si son razonados. Lo malo es llegar al suicidio, ya se han producido varios casos motivados por la presión. Se deberían hacer seguimientos psicológicos más exhaustivos.

P.-Ahora con el nuevo Gobierno socialista y la amenaza de ETA sobre el AVE vasco, ¿hay suficientes escoltas?
R.-Creo que es un error hablar de cifras, hay que realizar estudios en cada caso y asignar los medios humanos y técnicos necesarios para dar protección. Hay que dejar de pensar que ETA centra sus objetivos por lo que diga en un comunicado, todos los demócratas estamos amenazados, todos y cada uno de los que no aplauden su diarrea mental.

P.-¿Se considera bien pagado?
R.- El problema fundamental en mi colectivo es la forma de pagar, que es incorrecta. El Supremo nos ha dado la razón y nos reconoce profesionalmente como escoltas y no vigilantes. Pero se sigue cobrando la base salarial de vigilante y el resto es un pago por horas, que no es de recibo. Hay sueldos de 2.600 euros con una base salarial de 850 y el resto en horas. Esto hay que corregirlo.

P.- ¿A qué ha tenido que renunciar por ser escolta?
R.- A mi ciudad, a mis amigos, a mi familia, a mis aficiones... Aunque sigo siendo abonado del Real Valladolid en el exilio. He perdido amigos, muchos no entienden mi profesión, pero he ganado en autoestima y en valores. He sentido la estupidez humana cerca y eso me hace reafirmarme en mi defensa de la vida y la libertad.

P.- ¿Cuándo sabrá que tiene que dejar este trabajo?
R.- Cuando no me vea capaz de dar la mejor protección a la persona escoltada, o pese más el miedo, descuide mi autoprotección, o el hastío me pueda. Un inspector de mi empresa me dijo hace tiempo: prefiero echar a un tío a la calle que asistir a su entierro y consolar a su familia.

P.- Por su trabajo recibe información privilegiada. ¿ETA está en su recta final?
R.- No, ETA está y punto. Hacer valoraciones de si está mejor o peor es frívolo. ETA mata, nuestra labor es ponérselo difícil, pero mientras siga habiendo fichas en el tablero, la partida no está ganada, y en esta partida no caben las tablas, hay que seguir presionando y ganar.

P.- Tras el último asesinato, ¿qué hará ETA en las próximas semanas?
R.- Si se supiera, se actuaría en consecuencia, pero ETA se ha vuelto aún más peligrosa porque es más imprevisible, rompe moldes conocidos y son capaces de lo peor. Lo que está claro es que va a golpear de nuevo y causar dolor.

P.- Se juega la vida a diario. ¿Los políticos usan el terrorismo como arma política?, ¿qué siente?
R.- Cualquiera que juegue con esta amenaza o sus víctimas se convierte en un ser repugnante y se pone a la altura de los verdugos. ETA necesita que los decentes estemos todos de este lado de la línea, sólo así ganaremos la libertad . Los terroristas no están por la labor de regalarnos nada, vender su bondad es estúpido, son unos asesinos y deben pagar sus crímenes. El colectivo de escoltas refuerza su voluntad de no dar un paso atrás.

P.- ¿Cuál ha sido el momento más duro en estos ocho años en el País Vasco?
R.- Sin duda cuando murió mi madre. Todo fue muy repentino. Ella estaba en Valladolid y yo en el País Vasco. No pude verla viva, no llegué a tiempo y me despedí de ella por teléfono. Fue muy duro... muy duro.

P.- ¿Cómo ve la posibilidad de que los escoltas privados también trabajen dando protección a testigos protegidos o a mujeres maltratadas?
R.- Son campos asumibles en la protección, y nosotros estamos preparados, previo reciclaje.


En dos palabras...

"Hubiera querido ser sacerdote"

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¿Reza? Sí, todos los días, soy creyente y practicante.
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¿Canta en la ducha? Canto como los grajos, así que me evito el mal trago de escucharme y de que me escuchen.
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¿Cuántas horas trabaja al día? Las necesarias para dar la proteccion contratada.
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¿Qué arma tiene? Una HK Compac.
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¿Cuántas veces ha tenido que usarla? Gracias a Dios, ninguna.
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¿Cuántas veces inspecciona al día los bajos del coche? Todas las necesarias, soy respetuoso con mi vida.
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¿Qué libro tiene ahora sobre la mesa? La ciudad del rey leproso, de Cesar Vidal, y las Sagradas Escrituras.
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Si no fuera escolta... Sería profesor, me hubiera gustado ser sacerdote, pero comprendí mis limitaciones.
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El mejor viaje. A Roma, la mejor compañía la hizo mas bella.
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¿Una manía? Ser cuadriculado y maniático en mi trabajo.
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¿Una virtud? Ser directo y claro.
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¿Su último pensamiento del día? Los seres queridos y mi Virgen de las Angustias, a veces le pido mucho.

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