El juez de Instrucción número 14 de Valencia que investigó inicialmente el caso de las torturas a un inmigrante cubano por parte de dos guardias civiles del área de investigación de Tavernes Blanques también imputó en la causa al vigilante del centro comercial donde fue sorprendida robando la víctima.
Tal como publicó ayer este diario, los hechos sucedieron el 26 de enero de 2008, cuando el joven fue descubierto robando en un centro comercial de Aldaia y el vigilante llamó a la Guardia Civil.
La imputación del guarda de seguridad se produjo al constatar que la tercera persona que acompañaba al cabo y al guardia en el momento en que éstos presuntamente le propinaron la paliza -junto a Portsaplaya- era un vigilante y no un guardia civil. De hecho, al no tratarse de un funcionario público, no ha sido acusado de torturas, sino de lesiones y encubrimiento.
Además de los golpes, la víctima fue obligada a arrodillarse mientras el cabo le ponía supuestamente su pistola en la cabeza y más tarde, ya en el cuartel de Tavernes, fue forzado a bailar de pie en una habitación mientras el cabo y el guardia imputados tarareaban canciones alusivas a su origen cubano y al color de su piel, ya que es negro.
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