jueves, 4 de noviembre de 2010

Las FSE atribuyen a órdenes de ETA el rebrote de la kale borroka tras la tregua

Las Fuerzas de Seguridad del Estado (FSE) atribuyen a una decisión de ETA el rebrote de violencia callejera que se vive desde hace semanas en Euskadi, en especial, desde que el pasado 5 de septiembre la organización terrorista anunciara el cese de las «acciones ofensivas armadas». Los sabotajes no sólo se han incrementado en cuanto a su número. También se han producido ataques deliberados contra objetivos 'selectivos', tradicionales de la kale borroka, en lo que supone un salto cualitativo sobre las algaradas y quemas de contenedores que se produjeron durante las fiestas locales este verano.


Desde septiembre se han registrado un total de 19 acciones violentas. Sin embargo, la frecuencia de incidentes se agudizó a partir del 20 de octubre, ya que a partir de entonces ha habido siete incidentes de kale borroka en once días. El 3 y 4 de septiembre tuvieron lugar, respectivamente, el lanzamiento de 'cócteles molotov' contra la vivienda de un ciudadano en Bilbao y el incendio de un automóvil.

Y de ahí en adelante, hubo una serie de sabotajes en cadena, como la explosión de un artefacto en un local del Ayuntamiento de Vitoria en el polígono industrial de Jundiz, el incendio de un cajero en Rentería el 20 de octubre y, dos días más tarde, el ataque a la librería Lagun de San Sebastián, donde los radicales hicieron pintadas amenazantes contra el ex consejero socialista José Ramón Recalde, víctima de un atentado en 2000 en el que resultó gravemente herido. Este último episodio resulta especialmente revelador, ya que supone volver a utilizar un tipo de agresión idéntica a la que dio origen al término 'violencia de persecución' en los años 90.

Las fuerzas de seguridad tienen constancia también de otros episodios de kale borroka, entre ellos el incendio del coche de un vigilante del TAV en Beasain el 26 de octubre y la quema de un vehículo de la Diputación de Vizcaya al día siguiente en Bilbao. El 28 de octubre, los radicales arrojaron varios artefactos incendiarios contra un repetidor telefónico en Álava, dos días antes de que lanzasen también botellas incendiarias a dos automóviles industriales en Jundiz. El 31 de octubre, los violentos atacaron un cajero bancario en Bilbao.

En octubre ha habido, por lo tanto, casi una decena de sabotajes, mientras que el año pasado, cuando no existía ningún tipo de decisión de la banda con respecto a un alto el fuego, se contabilizaron once. Con respecto a septiembre, este año se registraron diez sabotajes, mientras que el año pasado hubo 31.

Mientras que en los incidentes registrados durante el verano se llegó a indicar que existía una mezcla de radicalidad con desmanes festivos, en este caso no existe ninguna duda de que se trata de actos deliberados por parte del entorno etarra. Las fuerzas de seguridad, además, están convencidas de que se trata de una estrategia de la banda. Una de las claves para esta conclusión son los documentos incautados a la propia organización terrorista. En uno de ellos, fechado en verano del año pasado, ETA ya advertía que, en cualquier proceso de negociación, era necesario mantener la violencia callejera. «Hay que promover el fortalecimiento de esa forma de lucha antes del proceso y durante el proceso», escribían los terroristas. «Es un instrumento de gran potencia, que servirá para mostrar el enfado popular». Además, la banda aseguraba que una campaña de sabotajes se presentaría como «una manifestación contra la desviación y caracterización equivocada de la paz y el proceso». «Lo que sea popular que sea patriótico al estructurar las expresiones de sabotaje», agregaban.

La conexión con Segi

Los indicios sobre esta campaña de violencia callejera también aparecieron en la operación contra la organización ilegal Segi, llevada a cabo por el Cuerpo Nacional de Policía el pasado 22 de octubre, en la que fueron detenidas catorce personas. Los agentes se incautaron de varios 'cócteles molotov' ya preparados, así como bidones con gasolina y otros materiales empleados de forma habitual en la kale borroka.

Al dictar el auto de encarcelamiento, el juez Fernando Grande-Marlaska no dudó en vincular la posición de Segi con las órdenes de la banda terrorista. Según el magistrado, la organización juvenil es «la única estructura que sintoniza plenamente con los planteamientos más radicales de ETA» al existir entre ambas total «identidad». El juez añadía que Segi se ha desmarcado de la estrategia definida por la izquierda abertzale -la apuesta por las vías políticas- para ajustarse a la establecida por su «dirección política y militar», en referencia a la banda.

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