Detenido por abusar de una empleada tras colarse en un vestuario de El Corte Inglés

El hombre fue perseguido por los propios trabajadores del comercio hasta la boca del metro de Abando, donde fue interceptado
«La pobre se ha llevado un susto de muerte». Las empleadas de unos grandes almacenes del centro de Bilbao estaban ayer sobrecogidas. La Ertzaintza detuvo a un varón de 34 años acusado de agredir sexualmente a una de las vendedoras en el interior del vestuario femenino de El Corte Inglés. El individuo, ajeno al establecimiento, se coló en el espacio reservado para las mujeres y realizó tocamientos a una de ellas, según confirmó el Departamento de Interior del Gobierno vasco.
Los hechos ocurrieron a las siete y media de la mañana, cuando el hombre irrumpió en el vestuario ubicado en el segundo sótano del edificio y comenzó a acosar a una de las trabajadoras. La joven reaccionó «con valentía» y se puso a gritar pidiendo auxilio. La dirección de los grandes almacenes aseguró que incluso llegó a tirarle un zapato a su asaltante y matizó que el abuso no llegó «ni siquiera a producirse». Inmediatamente, varias limpiadoras acudieron en su ayuda y lograron poner en fuga al intruso.
«Se ha montado un buen alboroto», relató ayer a este diario uno de los operarios del comercio. «Al instante se ha formado un grupo de personas que ha salido corriendo detrás del depravado para echarle el guante», añadió la misma fuente.
En su huida, el joven trató de alcanzar la cercana estación de metro de Abando para escabullirse entre los transeúntes, pero, finalmente, fue retenido por un vigilante de El Corte Inglés y por dos colegas del suburbano. Alertada desde la unidad de mando, una patrulla de la Ertzaintza se personó en el lugar y procedió a la detención del sujeto tras constatar los hechos y comprobar que existía la pertinente denuncia.
«Algo excepcional»
Las compañeras de la joven atacada denunciaron «la escasa seguridad» en el acceso de los empleados a los grandes almacenes. «Se han producido ya varios robos en las dependencias que usamos para cambiarnos de ropa y la empresa lo ha atribuido siempre a hurtos entre compañeros, pero lo que ahora ha pasado demuestra que aquí puede colarse cualquiera», insistía una de las vendedoras. La dirección, por su parte, aseguró que existe una estrecha vigilancia y que el suceso ha sido «algo excepcional».