Las estadísticas oficiales dicen que uno de cada siete jiennenses tiene un arma de fuego en su casa. Y es que la Guardia Civil tiene constancia de que en la provincia existe un arsenal con más de 43.000 escopetas, rifles, pistolas y revólveres.
Casi el 95 por ciento están dedicadas a la caza, es decir, solo están autorizadas para disparar en el campo.
El resto pertenece a policías, guardas de campo y vigilantes de seguridad privada. También hay otros dos centenares de licencias de tipo deportivo y un número similar para armas de coleccionista.
A pesar de que Jaén es una provincia que huele a pólvora, sobre todo en la época en la que se levanta la veda, el armamento está, a priori, bajo control. De hecho, el número de hechos delictivos con pistolas y escopetas de por medio es bajo en la provincia. Siempre hay excepciones, como los atracos con armas cortas y escopetas de cañones recortados y las peleas en las que los contrincantes se olvidan de los puños y las patadas y se decantan por los cartuchos y el olor a pólvora. Ha ocurrido en más de una ocasión en los últimos años. En febrero de 2006, el tiroteo que acabó con la vida de Antonio Mallarín en el Camino del Madroñal de Linares. Dos miembros del clan rival de los “pikikis” fueron condenados este año por ello. Ambos le pegaron un tiro con un revólver. Ese hecho originó el mayor tiroteo indiscriminado que se recuerda en la provincia, cuando las dos familias se enzarzaron a tiro limpio y dejaron un reguero de heridos. Más recientemente, un vecino de Torreperogil disparó con una escopeta de caza contra un joven al que dejó grave. La última víctima mortal se produjo hace ahora un año en Andújar, cuando un hombre recibió ocho impactos de bala. El autor o autores de los disparos siguen sueltos. Este mismo verano, un hombre, natural de Arjonilla, la emprendió a tiros con una escopeta de balines con las personas que estaban divirtiéndose en una caseta de la feria del pueblo.
Además de los hechos delictivos, en los últimos años se han producido varios accidentes de caza. El año 2009 fue especialmente conflictivo: tres personas, dos de ellas niños, tuvieron que ser atendidas por heridas de arma de fuego mientras estaban en el campo cazando. “No es normal que ocurra esto”, concluyen fuentes de la Guardia Civil.
El férreo control que tienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad sobre las armas hace que exista un mercado negro. De hecho, el pasado año, la Policía Nacional desarticuló una organización criminal en Jaén que, presuntamente, arreglaba rifles y escopetas inutilizados y dados de bajo para que volvieran a disparar. Los agentes decomisaron un arsenal de casi cien armas de fuego. De forma esporádica, los agentes detectan en la provincia pistolas que han sido manipuladas con fines delictivos: cambian el cañón de un arma a otra, intentan borrar los números de serie y otras marcas identificativas. Son casi tan peligrosas para el que está en el punto de mira como para el que dispara.
Cualquier persona que quiera obtener una licencia debe cumplir una serie de requisitos. Primero, tiene que presentar un informe médico de aptitudes psicofísicas y otro, que expide la Guardia Civil, en el que garantiza que no cuenta con antecedentes penales. Además, deben superar una prueba de conocimientos teórico-prácticos sobre el funcionamiento, la conservación y la limpieza del arma. Rafael Abolafia/Jaén
El resto pertenece a policías, guardas de campo y vigilantes de seguridad privada. También hay otros dos centenares de licencias de tipo deportivo y un número similar para armas de coleccionista.
A pesar de que Jaén es una provincia que huele a pólvora, sobre todo en la época en la que se levanta la veda, el armamento está, a priori, bajo control. De hecho, el número de hechos delictivos con pistolas y escopetas de por medio es bajo en la provincia. Siempre hay excepciones, como los atracos con armas cortas y escopetas de cañones recortados y las peleas en las que los contrincantes se olvidan de los puños y las patadas y se decantan por los cartuchos y el olor a pólvora. Ha ocurrido en más de una ocasión en los últimos años. En febrero de 2006, el tiroteo que acabó con la vida de Antonio Mallarín en el Camino del Madroñal de Linares. Dos miembros del clan rival de los “pikikis” fueron condenados este año por ello. Ambos le pegaron un tiro con un revólver. Ese hecho originó el mayor tiroteo indiscriminado que se recuerda en la provincia, cuando las dos familias se enzarzaron a tiro limpio y dejaron un reguero de heridos. Más recientemente, un vecino de Torreperogil disparó con una escopeta de caza contra un joven al que dejó grave. La última víctima mortal se produjo hace ahora un año en Andújar, cuando un hombre recibió ocho impactos de bala. El autor o autores de los disparos siguen sueltos. Este mismo verano, un hombre, natural de Arjonilla, la emprendió a tiros con una escopeta de balines con las personas que estaban divirtiéndose en una caseta de la feria del pueblo.
Además de los hechos delictivos, en los últimos años se han producido varios accidentes de caza. El año 2009 fue especialmente conflictivo: tres personas, dos de ellas niños, tuvieron que ser atendidas por heridas de arma de fuego mientras estaban en el campo cazando. “No es normal que ocurra esto”, concluyen fuentes de la Guardia Civil.
El férreo control que tienen los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad sobre las armas hace que exista un mercado negro. De hecho, el pasado año, la Policía Nacional desarticuló una organización criminal en Jaén que, presuntamente, arreglaba rifles y escopetas inutilizados y dados de bajo para que volvieran a disparar. Los agentes decomisaron un arsenal de casi cien armas de fuego. De forma esporádica, los agentes detectan en la provincia pistolas que han sido manipuladas con fines delictivos: cambian el cañón de un arma a otra, intentan borrar los números de serie y otras marcas identificativas. Son casi tan peligrosas para el que está en el punto de mira como para el que dispara.
Cualquier persona que quiera obtener una licencia debe cumplir una serie de requisitos. Primero, tiene que presentar un informe médico de aptitudes psicofísicas y otro, que expide la Guardia Civil, en el que garantiza que no cuenta con antecedentes penales. Además, deben superar una prueba de conocimientos teórico-prácticos sobre el funcionamiento, la conservación y la limpieza del arma. Rafael Abolafia/Jaén
No hay comentarios:
Publicar un comentario