La Policía Local cumple un mes de vigilancia en el edificio Embarcadero. A finales de julio, el Gobierno tomó la decisión. En ella pesaron razones de pura eficacia pero también económicas. Habían surgido los primeros problemas con grupúsculos de jóvenes marginales. Algunos de ellos pusieron en dificultades al vigilante. El Ayuntamiento cortó por lo sanó y mandó que el control se intensificase con dos agentes por turno. Desde el pasado 1 de agosto, la Policía no se ha movido de allí.
«La experiencia está siendo positiva. No ha habido situaciones conflictivas y la presencia de los agentes ha sido disuasoria», explica el jefe del cuerpo policial en funciones, Ángel Carvajal. Los argumentos del Gobierno para mandar a los funcionarios a supervisar la seguridad en el Embarcadero también fueron económicos.
Desde 2008, una empresa privada se ocupa de la vigilancia y mantenimiento de una quincena de colegios públicos, el Palacio de la Isla, la sede del IMAS, el edificio Valhondo y los evacuatorios del Ferial durante las ferias de mayo. El importe de ese contrato le supone casi dos millones a las arcas municipales. Cuando se abrió el Embarcadero, el anterior Gobierno decidió que la cobertura también se extendiese allí. Sin embargo, el actual ha sacado la calculadora y ha hablado de un coste de 141.000 euros. El PSOE no se lo cree.
Con la Policía Local «se mejora la seguridad y se ahorra dinero», ha reconocido el portavoz municipal, Valentín Pacheco. En total, el mantenimiento global del edificio era de 276.000 euros (inicialmente se habló de 240.000).
Segunda actividad
En agosto, el vigilante de seguridad se despidió y la Policía se quedó en solitario. Además de dos agentes por turno, el Gobierno anunció que habría un coche patrulla haciendo la ronda. En este tiempo, el servicio se ha extendido al Garaje 2.0, según confirma el jefe del cuerpo. «La obra del Garaje 2.0 aún está pendiente de terminar pero nosotros ya estamos allí supervisando la situación. El control es tanto por dentro como por fuera de ambos edificios», resalta Ángel Carvajal. El hecho de que no se hayan producido incidentes ha llevado a reducir, a su vez, el número de efectivos, reconoce. Por las mañanas ya solamente hay un policía, pero cuando se cierran las puertas vuelve a estar operativa una pareja.
Carvajal coincide con la versión ofrecida por Valentín Pacheco, que apuesta por rentabilizar la presencia en la Policía Local de agentes en segunda actividad con experiencia para hacer labores de vigilancia. Eso sí, antes habría que actualizar la RPT, que no contempla esa posibilidad. «Quienes están en segunda actividad podrían desempeñar esa labor, pero solo en turnos de mañana y tarde. Por la noche, ni se plantea», destaca el jefe de Policía.
Es la misma advertencia que hace el Gobierno mientras valora la conveniencia de utilizar sus propios medios para esa función. No en vano, la seguridad privada en Valhondo, aseguran, solo se ocupa de la parte de dentro. En la práctica supone que si hay conflictos en el parque, hay que llamar a la Policía Local.
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