Soriano narró la impresión de su grupo municipal cuando visitó esta sala, separada del resto del complejo museístico emplazado en la plaza del Arzobispado, a unos metros de la catedral de Valencia. "Comprobamos la falta de personal de seguridad en la sala de exposiciones. Era inhóspita, ni una sola persona visitando la muestra y ninguna persona vigilándola. Solo una silla vacía. Volvimos dos horas más tarde y la situación era la misma", describió la concejal.
La muestra exhibe cuadros no solo de artistas como Sorolla o Benlliure sino también de Genaro Lahuerta, Joaquim Michavila, José Sanleón o Joan Antoni Toledo. "Este es el verdadero interés por la conservación del patrimonio municipal que tiene la alcaldesa [Rita] Barberá, que inaugura solo exposiciones para hacerse la foto de rigor y después deja sin protección sus valiosas obras", añade.
El recorrido por la exposición permite corroobrar que, en efecto, la sala carece de personal apostado expresamente en la sala. La seguridad se cubre con algunas cámaras repartidas por las diferentes estancias y ya está. En la otra ala del museo, desde la que se accede a la exposición permanente, si estaban ayer, tras el amplio mostrador de recepción, la empleada de una empresa de seguridad privada y dos trabajadores del museo. La guarda de seguridad controla desde ese puesto, según explicó a este diario, a través de varias pantallas de televisión lo que sucede en la sala y el resto del museo. Además, explicó que los cuadros cuentan con algún tipo de alarma sonora para evitar posibles robos. Y añadió que cuando hay más visitantes suelen pasearse por las salas del museo. Depende de la afluencia de público, aseguró la misma empleada. "El museo es muy grande y tiene muchas salas", dijo para apostillar a continuación que con el personal disponible no es posible cubrirlo permanentemente todo. "Desde las videocámaras vemos lo que sucede en las salas", comentó.
De todos modos, lo cierto es que en las más de dos décadas que está abierto, el Museo de la Ciudad ha perdido progresivamente personal, reconoció uno de los empleados con los que ayer conversó este diario. En otros museos de la ciudad ocurre algo parecido. Todas las salas han sido víctimas de recortes presupuestarios municipales.
El personal que suele estar en la mayoría de museos velando por que ningún visitante dañe las obras o las sustraiga, se ha reducido drásticamente. También se ha recortado la presencia de seguridad privada. En su lugar, explicó no hace muchos meses el entonces concejal delegado del ramo, Vicente Igual, se optó por colocar dispositivos electrónicos interiores y apostar en los alrededores de estos museos a agentes de la Policía Local.
Al grupo Compromís de València, en la oposición, estas medidas no parecen convencerles y en el próximo pleno municipal, tras las vacaciones estivales, presentarán una moción para que el gobierno que preside la popular Rita Barberá aumente la vigilancia de los museos de la red municipal. "Sobre todo, teniendo tan cerca el robo de un cuadro de Sorolla que se tardó en recuperar".
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