martes, 11 de noviembre de 2008

Vigilantes de Cercanías alertan del aumento de grafiteros violentos y de grupos que lanzan adoquines contra los trenes


MADRID, 9 Nov. (EUROPA PRESS) -
Los vigilantes de Cercanías de Renfe de Madrid han detectado en los últimos meses un aumento de agresiones recibidas por parte de grafiteros cada vez más violentos, así como la presencia de grupos jóvenes que lanzan adoquines a trenes en marcha desde puentes y altercados de tribus urbanas de distinto signo en los convoyes.
Según informaron a Europa Press fuentes sindicales, las líneas consideradas más 'calientes' y conflictivos son la C-4 (Parla-Atocha), C-5 (Humanes y Móstoles-El Soto-Atocha) y C-8 (Cercedilla y El Escorial-Atocha), al igual que los intercambiadores de transportes como Príncipe Pío, Chamartín, Moncloa, Legazpi, Avenida de América, Atocha.
Concretamente, los dos ramales de la C-5, especialmente Villaverde Alto, Zarzaquemada y Puente Alcocer, son frecuentados por grupos de pandilleros, en algunos casos armados con cuchillos y navajas. Las estaciones de Getafe Centro, Las Margaritas y Parla, en la C-4, también soportan la presencia de grupos violentos, algunos de ellos sudamericanos. En la C-8 (Collado, Cercedilla, Alpedrete y Villalba) son los 'skin heads' o grupos de ultraderecha los que predominan, procedentes de la Sierra de Madrid.
"Otros puntos calientes son los entornos de la zona de la Cubierta de Leganés --estaciones de Parque Polvoranca y Leganés--. Entran a bandadas grupos que destrozan todo lo que pillan y amenazan a los conductores. Lógicamente también se da en estos puntos de Metrosur y Puerta de Sur del suburbano o en Pitis, pero por ser un foco de toxicómanos", relató el sindicalista.
Respecto a los grafiteros, el responsable seguridad privado de UGT Madrid, Rafael Saldaña, destacó el aumento de vigilantes agredidos por este tipo de individuos. Y es que parece que desde que el Ayuntamiento de Madrid incrementó las sanciones a estos autoconsiderados 'artistas urbanos', se han vuelto más agresivos con tal de evadir a las fuerzas de seguridad.
"Llegan, y se ponen a pintar sin hacer caso a nadie. Mientras, otro de ellos hacer parar el tren y otro más se pone a grabar. Desde hace un tiempo, además, la moda es pegarse a los vigilantes, filmar la agresión en una cámara o teléfono móvil y colgarlo por Internet. Incluso hay gente que paga por los vídeos o llega a realizar 'encargos' de este tipo", señaló a Europa Press.
Por otro lado, los vigilantes deben estar atentos también a grupos de jóvenes organizados que se dedican a arrojar piedras y adoquines desde los puentes a los trenes de Cercanías. Según indicó Saldaña, es en Villaverde y Orcasitas donde se han detectado este tipo de hechos. "Además de los desperfectos y el peligro, se tiene que inmovilizar el tren, provocar retrasos, con lo caro que resulta eso", añadió
Además de este nuevo tipo de delincuencia, los vigilantes también se encargan de prevenir y atajar los pequeños robos que se producen en los convoyes, controlar que nadie se cuele sin billete, desalojar borrachos, desequilibrados y toxicómanos, así como vigilar la venta de CD ilegales y el mantenimiento del orden público. Igualmente, prestan auxilio a los viajeros que sufren lipotimias, caídas y robos.
Precisamente para atender todo este foco de delincuencia, que prácticamente se produce en las mismas líneas y estaciones muy localizadas durante los noches de los jueves, viernes y sábado, desde hace años Renfe ha contratado unos grupos operativos de protección, conocidos como 'X Men', que actúan con "más contundencia", cuyas empresas prestatarias del servicio son básicamente Segur Ibérica y LPM.
Estos vigilantes se distinguen del resto por portar un arma y porque sólo lo compone un reducido grupo de 70, casi el 10 por ciento del colectivo que controla el Cercanías de Madrid. Se dedican también a problemas puntuales como manifestaciones y lo componen fundamentalmente hombres de entre 25 y 35 años.
Por todo ello, el responsable de Seguridad Privada de CC.OO., Javier Torrejón, solicitó, en declaraciones a Europa Press, a las administraciones responsables de los servicios y a las empresas de seguridad que formen mejor a sus vigilantes y "en base a los centros donde trabajan y prestan los servicios".
Sobre los últimos casos de denuncias de agresiones a inmigrantes por parte de vigilantes de Metro o Cercanías, insistió en que los casos de extralimitación por parte de los vigilantes de seguridad son "muy escasos" conociendo la cantidad de empleados que trabajan en este sector y cantidad de "sitios claves" en donde trabajan, por los que pasan miles de personas todos los días, como Atocha Renfe. "Eso sí, cuando vean una agresión, pedimos a los ciudadanos que llamen a la Policía y lo denuncien porque eso nos favorece a todos", concluyó Torrejón.

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