miércoles, 19 de noviembre de 2008

UGT demanda la actuación coordinada de las Administraciones Públicas y proteger los salarios para superar la crisis


Los datos de Contabilidad Nacional conocidos hoy constatan una caída del PIB un 0,2% el tercer trimestre del año. Ante la gravedad de la situación, UGT considera prioritario proteger y aumentar el poder adquisitivo de los salarios mediante la renovación de los Acuerdos de Negociación Colectiva, contribuyendo de forma positiva al crecimiento de la actividad económica y el empleo. Además, el sindicato considera fundamental que todas las Administraciones Públicas sumen y coordinen actividades y propuestas para afrontar la crisis, reflejando en sus presupuestos medidas coordinadas que den prioridad a las inversiones en infraestructuras y servicios públicos.
Según los últimos datos dados a conocer hoy por el Instituto Nacional de Estadística, el Producto Interior Bruto en España ha caído en el tercer trimestre del año un 0,2%. Es la primera vez desde el año 1993 en la que el PIB registra un retroceso intertrimestral. En términos interanuales la economía española ha crecido un 0,9%, la mitad que en el segundo trimestre.
La evolución de la demanda nacional y del sector exterior ha sido muy parecida a la de trimestres anteriores, así mientras que la primera continúa su desaceleración, reduciendo su contribución al PIB anual de 1,5 a 0,1 puntos, la segunda mejora su aportación al crecimiento, pasando de un 0,3 a un 0,8.
Entre los componentes de la demanda agregada, se observa una reducción continuada del gasto en el consumo final de los hogares al pasar de crecer un 2,1 en el primer trimestre, a un 1,1 en el segundo y llegando finalmente a un 0,1 en el último periodo conocido. Por otro lado, la inversión se contrae 3,2 puntos, arrastrada por la evolución de la formación bruta de capital fijo en bienes de equipo (que cae un 0,6%) y sobre todo por la inversión en construcción (que cae un 6,4%).
La demanda externa mejora en cinco décimas su contribución al PIB, al pasar de 0,3 a 0,8 puntos. Ello es debido a que mientras las exportaciones presentan un crecimiento más moderado que en trimestres anteriores (pasa de un crecimiento del 4,2 a uno del 1,5), las importaciones, en consonancia con la evolución de la demanda nacional, caen un 1,1%.
Por el lado de la oferta, todas las ramas de actividad presentan peores resultados que en trimestres pasados. Las ramas agrarias moderan su crecimiento desde el 1,9 al 0,6, en línea con la evolución de la actividad agraria. Las energéticas e industriales se contraen en su conjunto un 2,5 como consecuencia de la desaceleración del crecimiento de las ramas energéticas (pasa del 4,4 al 2,9) y sobre todo por la caída de las ramas industriales (pasa de un -2,7 a un -3,4). La construcción presenta una caída del 5% (frente a la caída del 2,1 que se dio en el trimestre pasado). Por último, los servicios reducen su tasa de crecimiento, pasando del 3,6 al 3%.
El empleo, medido en términos de puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, decrece un 0,8%, lo que equivale a la destrucción de más de 145.000 empleos netos. La rama que peor evolución ha tenido ha sido la construcción, al caer un 12,8% el número de ocupados. Los servicios moderan su crecimiento hasta el 2,1, las ramas industriales y energéticas caen un 1,2% y las agrarias y pesqueras lo hacen un 4,1. De la evolución del PIB y del empleo deducimos que productividad aparente del factor trabajo a crecido en el último año un 1,7%, cuatro décimas más que en el segundo trimestre.
En la distribución primaria de las rentas, la remuneración a los asalariados crece un 4,5%, casi un punto y medio menos que en el trimestre pasado, como consecuencia de la reducción del empleo asalariado y de la desaceleración de la remuneración media por asalariado. Los beneficios empresariales reducen solo dos décimas su tasa de crecimiento hasta situarse en el 9,8%, convirtiéndose en la operación que más contribuye al crecimiento de la inflación en la economía (3,7 puntos) si nos atenemos al deflactor implícito del PIB. La remuneración de los asalariados contribuye con 1,7 puntos, mientras que los impuestos netos sobre la producción y las importaciones netas contribuyen negativamente al crecimiento del deflactor con -2,0 puntos (estos últimos han caído un 19,1% en el último año).
El empeoramiento de la crisis financiera global en los últimos meses, ha provocado una contracción de la actividad en la mayoría de las grandes economías europeas. Así el PIB de la zona euro se encuentra ya en recesión al caer por segundo trimestre consecutivo un 0,2%, (se considera recesión técnica cuando se dan dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo), hecho que no se producía desde la creación de la unión monetaria en 1999. Esta caída de la actividad refleja la grave situación por la que pasan la mayoría de los países que la integran, así la primera economía europea, Alemania, a registrado caídas del PIB del 0,4% y del 0,5% en los dos últimos trimestres, en Italia la actividad ha caído un 0,4% y un 0,5% en el segundo y tercer trimestre, y Francia escapa por ahora de la recesión al repuntar su actividad un 0,1% en el tercer trimestre, tras caer un 0,3 en el segundo. En el conjunto de la UE, la actividad también cae, en este caso un 0,2% entre julio y septiembre, encontrándose al borde de la recesión. Otros países como Japón se encuentra también en recesión al caer su PIB un 0,1% en el tercer trimestre, después del descenso del 0,9% que experimentó en el segundo.
La caída de la inflación ha permitido al Banco Central Europeo modificar su restrictiva política monetaria bajando los tipos hasta el 3,25 y abandonando una política que lo único que ha hecho ha sido agravar la situación de las economías europeas. Es necesario que se acometan nuevas bajadas de tipos, no solo para inyectar liquidez al sistema y ayudar al sector financiero, sino también para fomentar la inversión y el consumo, fundamental para garantizar el crecimiento económico y el empleo.
Ante la caída de la demanda, debe ser prioritario proteger y aumentar el poder adquisitivo de los salarios, por lo que es preciso extender y generalizar el modelo de determinación de los mismos. Los Acuerdos Interconfederales de Negociación Colectiva (ANC) contribuyen de forma positiva al crecimiento de la actividad económica y del empleo, ya que permiten adaptarse a las realidades de cada sector y empresa, logrando una mejor redistribución de la renta y una mayor cohesión social. Por ello es preciso su renovación y el máximo cumplimiento de las cláusulas que incorpore.
Para UGT es prioritario que todas las Administraciones Públicas sumen y coordinen sus actividades y medidas para afrontar la crisis, reflejando en sus presupuestos medidas coordinadas que den prioridad a las inversiones en infraestructuras y servicios públicos (obras públicas, vivienda y rehabilitación urbanística, sanidad, educación, dependencia, servicios sociales y medio ambiente), apoyando a las rentas bajas y medias mediante medidas fiscales y de otro tipo, aumentando si es preciso el déficit y el gasto público. Son necesarias acciones concretas par impulsar la inversión en servicios y productos respetuosos con el medio ambiente.
Todas estas medidas tienen que coordinarse tanto a nivel estatal como a nivel internacional, con la participación de todas las Administraciones Públicas. A nivel internacional es urgente una regulación de los mercados financieros y crear un nuevo sistema internacional de gobernanza económica, en el que la Organización Internacional del Trabajo tenga un papel relevante en los acuerdos que se tomen.

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