José Antonio Jiménez murió a los dos meses de sufrir una brutal paliza por parte de unos especialistas en el robo de cobre que ya han sido identificados por la Guardia Civil a través del ADN
Tres individuos de origen rumano, especializados en el robo de cobre, han sido identificados por la Guardia Civil como los presuntos autores de la muerte del vigilante de seguridad José Antonio Jiménez Ceferino, de 32 años, fallecido en enero pasado después de recibir una brutal paliza por parte de unos ladrones. Dos de los presuntos autores del hecho han sido puestos en busca y captura internacional, mientras que el tercero fue detenido en un pueblo de Valencia y quedó inexplicablemente en libertad.
Los hechos ocurrieron el 25 de noviembre de 2009, cuando José Antonio Jiménez se encontraba de servicio en una planta fotovoltáica situada en el Camino del Loro, en Marchena, y fue abordado por un grupo de al menos tres individuos que asaltaron la instalación para perpetrar un robo de cobre. El vigilante recibió una brutal paliza que le produjo fractura de cúbito y radio, numerosas contusiones, fractura de la órbita ocular y traumatismo craneoencefálico. Los asaltantes llegaron a clavarle algo parecido a un punzón en un ojo, causándole una lesión cerebral.
Abandonado a su suerte
José Antonio quedó abandonado a su suerte, malherido e inmovilizado con sus propios grilletes, hasta que lo encontraron agentes de la Policía Local de Marchena. Poco después ingresaba en la UCI del Hospital Virgen del Rocío, donde permaneció en coma inducido, debido a sus graves lesiones, hasta que falleció el 19 de enero.
Los asaltantes huyeron del lugar tras llevarse los teléfonos del vigilante y su coche, que apareció quemado cerca del lugar. Habían intentado borrar cualquier posible rastro, pero dejaron atrás suficientes evidencias, entre ellas su ADN, como para que el equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Sevilla pudiera iniciar una investigación que ha concluido con la plena identificación de tres de los autores de la salvaje agresión.
Los tres han resultado ser ciudadanos de origen rumano que tienen tras de sí numerosas detenciones, la mayor parte de ellas por robos con violencia, aunque alguno incluso ha sido detenido por agresión sexual. Los tres están considerados como especialistas en el robo de cobre y se les relaciona con otros hechos de similares características al ocurrido en Marchena. De hecho, se les cree autores de otras violentas agresiones a vigilantes de seguridad en obras e instalaciones a las que han accedido para robar cobre.
Se da la circunstancia de que entre la treintena de detenciones que los tres suman se encuentran varios arrestos en la provincia de Sevilla, también por robo de cobre, hecho por el que, como viene siendo tónica habitual, fueron puestos en libertad.
Al menos uno de los tres identificados ya fue detenido en un pueblo de Sevilla, junto con otros compatriotas suyos, como integrante de una banda dedicada a los robos con violencia en instalaciones, naves industriales e incluso viviendas. En aquel momento, la Guardia Civil llegó a intervenirles efectos procedentes de algunos de los robos perpetrados, así como numerosas herramientas presuntamente utilizadas para la comisión de los asaltos.
Tras la plena identificación de los tres implicados en la muerte del vigilante sevillano, la Guardia Civil ha procedido a emitir una orden de detención de ámbito internacional. Fruto de la misma fue el arresto de uno de los sospechosos, que fue localizado en un pueblo de Valencia, aunque más tarde quedó en libertad.
El robo de cobre se ha convertido en uno de los delitos más recurrentes en la provincia de Sevilla, donde están causando cuantiosas pérdidas a las empresas y a los servicios públicos, sin que hasta ahora se hayan habilitado fórmulas legales que permitan impedir la compraventa de este material, que llega a las chatarrerías ya fundido, lo que hace indemostrable su procedencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario