viernes, 29 de octubre de 2010

Carta a un ángel de la guarda

JUDITH VILARÓ VILADOMS

Esta carta va dedicada a alguien muy especial, a una de esas personas a las que se agradece conocer a lo largo de tu vida y te la hemos escrito a ti, Antonio, porque creemos y pensamos que mereces un reconocimiento tanto humano, por la gran persona que eres, como profesional, por el trabajo que realizas todas las noches.
Para A. Martínez Castro, ‘nuestro’ vigilante de seguridad.
Porque cada día, cuando entramos en el turno, nos das las buenas noches con la mejor de tus sonrisas y tu voz siempre alegre.
Porque aunque sean las 2 o las 4 de la mañana, nos animas y sigues con esa sonrisa a pesar de llevar más horas que nosotras. Porque eres el más responsable y respetuoso con tu trabajo, nos sentimos mejor cuando estás tú. Porque sólo tú sabes llevar el uniforme impecable ¡y lo bien que te queda! Porque vienes puntual a buscar las analíticas urgentes sin necesidad de llamarte. Porque haces ese ruidito con las llaves para que no nos asustemos cuando haces tus rondas en medio de la oscuridad. Porque te acuerdas de todas (auxiliares y enfermeras) y de todos los rinconcitos del hospital por los que pasas cada noche para asegurarte de que todo esté en orden. Y porque, sobre todo, te consideramos un compañero más del turno de noche.
Gracias por ser nuestro ángel de la guarda.

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