"Mi hijo ha desaparecido"

El servicio telefónico para menores desaparecidos acaba de arrancar en España. Ya se han recibido un centenar de llamadas, la mayoría por secuestros parentales y fugas

Apenas tiene 3 años y María, su madre, le ha perdido entre la multitud de un centro comercial;tras varias horas de búsqueda, no lo encuentra por ningún lugar. Julia acaba de empezar a salir sola con sus amigas, tenía que regresar a casa a las 22.00 horas, no contesta a su teléfono móvil y no ha aparecido en toda la noche. La ex mujer de Antonio debería haberle devuelto a su hijo a la hora acordada, sin embargo, el pequeño y su madre llevan un día en paradero desconocido. No menos preocupante es la situación de Luis y Sofía, quienes han discutido con su pequeña y, después de que la misma dejara la vivienda familiar dando un portazo, no han vuelto a verla. Todos estos casos se repiten día tras día en España y en todo el mundo. Hay cerca de 20.000 denuncias de desapariciones de menores en nuestro país, de las cuales el 95% son fugas. Los relacionados con secuestros criminales abarcarían el 0,05%, es decir, entre 5 y 10 casos anuales, según fuentes policiales.

Tres primeras horas, vitales

Para supuestos como los anteriormente mencionados, desde el 15 de septiembre ya existe un teléfono en España para tramitarlos. Es el 116000, reservado por la Unión Europea para casos de niños desaparecidos. En nuestro país lo gestiona la fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo) desde donde se alerta sobre la importancia de avisar de la desaparición en las primeras horas. «Es falso el mito de que hay que esperar 24 horas para denunciar una desaparición. Hay que hacerlo desde el minuto cero», aclara Benjamín Ballesteros, director general de ANAR. Estudios realizados en Estados Unidos reflejaban que el 76,2% de los menores secuestrados y asesinados murieron en las tres primeras horas del rapto.

En poco más de quince días de funcionamiento, ANAR ha recibido un centenar de llamadas por desaparición de menores. Los secuestros por parte de algunos de los progenitores y las fugas se llevan la palma. «Se están dando muchísimo los casos en los que uno de los dos padres es extranjero y se lo lleva a su país. Lo malo es que lo trasladen a un lugar donde no haya reconocimiento de las leyes españolas, ahí poco se puede hacer, así que nuestra función también es prevenir ante estos posibles supuestos».

En esta línea directa para niños desaparecidos, donde trabajan 150 psicólogos y abogados voluntarios, también se canalizan llamadas de personas que dan pistas sobre niños desaparecidos. Actualmente, en España, sólo los menores canarios Sara Morales y Jeremi José Vargas se encuentran en paradero desconocido y se relacionan con un secuestro criminal. Además de los raptos parentales, criminales y fugas, se identifican otra tipología de desapariciones menos frecuentes en las llamadas: los menores de edad inmigrantes no acompañados y el niño desaparecido perdido o heridos.

Para cada situación «se plantea un plan de actuación interno que puede ir desde la transferencia directa de la llamada a los cuerpos policiales pertinentes, a la intervención en línea del caso, la derivación a recursos especializados y la orientación psicológica».

Problema sin las fronteras

«En una Europa sin fronteras como la nuestra, en cuestión de horas, un niño puede estar en cualquier país. Coges un coche y nadie va a decir nada. Es clave la ayuda que nosotros podemos prestar a través del 116000 en coordinación con Policía y Guardia Civil. A través de la plataforma Missing Children alertamos a los países fronterizos de la desaparición; ellos a su vez, dan traslado a sus sistemas de seguridad».

Es el «caso Dutroux», el del violador de niñas belga, con el que toma a finales de los 90 gran relevancia los casos de desaparición de menores. En 2005 Missing Children Europe somete a la U.E. la necesidad de un número único para niños desaparecidos. Con España ya son 12 los países en los que opera: Bélgica, Francia, Eslovaquia, Hungría, Italia, Polonia, Grecia, Rumanía, Portugal, Holanda, Dinamarca.

Fuente: ABC