miércoles, 6 de octubre de 2010

La Ertzaintza que viene

Bilbao
EL pasado 23 de septiembre, fecha en la que se celebró el Debate de Política General en el Parlamento Vasco, se produjo una curiosa paradoja. Mientras el lehendakari Patxi López anunciaba en su discurso que Rodolfo Ares presentará "próximamente" en la Cámara de Gasteiz "un Plan de Reorganización y Modernización de la Ertzaintza", los subordinados del consejero de Interior negaban a los sindicatos durante una reunión que la Policía vasca vaya a sufrir cambio radical alguno de aquí a final de año.
Las palabras de López no hicieron sino confirmar las sospechas surgidas tras la decisión de Ares de adelantar un mes las elecciones en la Ertzaintza -se celebrarán el día 28, sin que se haya dado ninguna explicación para ello-. La práctica totalidad de sindicatos achacan este adelanto a las prisas del consejero por despejar el camino para llevar a cabo su reforma con el apoyo de las centrales que se presten a ello, algo imposible en pleno periodo preelectoral. El propio titular de Interior recordó el pasado viernes en Bilbao que "cuando me hice cargo del Departamento, dije con claridad que venía a cambiar y a mejorar las cosas".
Sin embargo, la opacidad que ha presidido la gestión de Interior desde la llegada del consejero socialista, que ha provocado las quejas de sindicatos, grupos parlamentarios y del propio Ararteko, ha disparado las especulaciones y la inquietud sobre la afección que tendrán las medidas por llegar. "Ésta es la casa de los rumores", se ha quejado un destacado representante del equipo de Ares mientras se sigue dilatando la situación y negando la mayor.
El delegado de ELA Tomás Rodríguez lo expresa a las claras al afirmar que "no nos informan de nada, nos tenemos que buscar la vida por nuestra cuenta. Incluso nos han dicho que para recibir más información deberíamos cambiar de postura, ya que nos estamos perdiendo muchas cosas".
Pese a ello, el flujo de información es imposible de contener, y entre los planes que están saliendo a la luz con el soporte de papeles oficiales, y las cuestiones que, por el momento, se mueven en el terreno de la especulación y los comentarios de pasillo, parece claro que este plan maestro -cuya aplicación puede abarcar los cuatro años de legislatura, según fuentes conocedoras del proceso-, cambiará de raíz la naturaleza de la Ertzaintza.
escoltas En el primer caso se enmarca la privatización de la Policía vasca que denunció ELA en septiembre, tras la orden que Interior trasladó a las jefaturas de unidad para que elaboraran un listado de todos aquellos puestos bajo su responsabilidad que podrían pasar a ser desempeñados por personal de seguridad privada en lugar de ertzainas. Poco después, ESAN desveló la intención de desmantelar de facto la unidad de acompañamientos -escoltas de personas amenazadas-, muy castigada desde el inicio del mandato de Ares, mediante la imposición de un examen físico a los dos centenares de agentes que la integran. Los que no superen estas pruebas regresarán a sus destinos de origen.
Lejos de quedarse aquí, las centrales abertzales han apuntado en diversas notas informativas una cascada de medidas que pueden estar por venir: endurecer las sanciones disciplinarias, imponer el silencio administrativo ante las reclamaciones de los agentes, amortizar puestos de trabajo en la brigada móvil o el área de investigación, cambiar de destino a todos los er-tzainas de la denominada Línea A -encargados de realizar tareas administrativas-, o eliminar la segunda actividad por edad. También la implantación de un nuevo diseño de jefaturas que alejará a los mandos del resto del colectivo, o la puesta en marcha de un modelo de actuación de ámbito espacial, que desembocará en una total disponibilidad geográfica de la plantilla.
Todo ello se puede resumir en el temor a que estos cambios afecten de forma negativa a las condiciones laborales de los integrantes del Cuerpo y a que se imponga la privatización y centralización de servicios, incluyendo el cierre de comisarías. Este viraje haría además retroceder el modelo de proximidad y cercanía al ciudadano con el que fue creada la Ertzaintza, en contraposición a la centralización y control férreo de los agentes que caracterizan a otras policías.
"Es público que se van a llevar a cabo cambios estructurales, otra cosa es la fecha en la que se vayan a concretar", decía a DEIA el portavoz de ErNE Roberto Seijoo. Explicó que la intención del sindicato es que "todo conste en un acta para que haya responsabilidades políticas si cambian de opinión". Pese a ello, advirtió de que "es difícil prever las intenciones" de Interior, ya que "son muy cambiantes".
Con esta impresión coincidía Roberto del Agua, de la sección de CC.OO. en la Ertzaintza, cuando reprochaba a los actuales gestores que "están improvisando continuamente, porque todo les sale mal". Vaticinó que "se van a ver cosas potentes tras las elecciones, cambios fuertes que no tienen que ser necesariamente positivos. No están demostrando madurez en lo que están planteando y de un mal funcionamiento se puede pasar a otro peor. Al final, las víctimas de todo ello serán los receptores del servicio y los propios agentes que lo realizan". Del Agua calificó muchos de los cambios por venir como "un atajo en falso para no reconocer la necesidad de ampliar la plantilla".
Los sindicatos ELA y ESAN no se han quedado cortos en sus reproches. En una nota interna, los primeros denunciaban que, para llevar a cabo esta transformación, el consejero "necesita cómplices, a los que se les ha dado toda la información y que callan para no tener que posicionarse en su contra antes de las elecciones. Una vez pasadas, a tragar a cambio de prebendas". Y ESAN aseguraba, en otro comunicado distribuido en las comisarías, que tras "las elecciones sindicales, y éste es el verdadero motivo de su adelanto, quieren que alguno o algunos sindicatos le den el visto bueno para, antes de finales de año, llevar adelante lo que estamos denunciando".
Pero tan importante como el qué resulta el cómo. El portavoz de la sección de ELA en la Ertzaintza Tomás Rodríguez explicaba el método que, a su juicio, utilizará Ares para implantar su nuevo modelo: realizar sendas modificaciones de la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) y de la Ley de Policía aprobada en el Parlamento Vasco en 1992. Si la aprobación de la actual RPT, el pasado mes de marzo, con el voto en contra de todos los sindicatos, sirvió para la puesta de largo de las nuevas Divisiones de la Ertzaintza, con la División Antiterrorista y de Información a la cabeza, los cambios que pueden aplicarse antes de fin de año buscarían, cree ELA, afectar a las condiciones laborales de áreas como investigación y seguridad ciudadana.
"MODELO ARES" Por otro lado, en el seno del Cuerpo está circulando hasta una quinta versión de la nueva Ley de Policía, cuya aprobación parece garantizada por la actual mayoría de PSE y PP en el Parlamento. Tomás Rodríguez opinó que Ares va a hacer regresar a la Ertzaintza "a la situación previa a su creación", con el modelo centralizado de la Policía Nacional y la Guardia Civil.
A la espera de la anunciada comparecencia de Ares en el Parlamento para presentar su plan -algunas fuentes apuntan que tendrá lugar en noviembre, tras las elecciones sindicales, toda vez que él mismo ha afirmado que antes deberá consensuar esta iniciativa con partidos e instituciones-, el consejero deberá superar hoy un primer puerto de montaña en el Consejo de la Ertzaintza. Y es que los sindicatos prometen ponerle contra las cuerdas con sus preguntas para que empiece a clarificar en qué se traducirá su modelo. El modelo Ares.

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