Un camionero dejó el coche abierto mientras quitaba la nieve de su trailer en Ugaldebieta, y dos individuos se lo llevaron
La Ertzaintza busca a dos individuos que robaron un 'Audi A6' con las llaves puestas en la estación de servicio de Ugaldebieta, en Abanto, y después atracaron con él otra gasolinera en el barrio bilbaíno de Olabeaga. El rocambolesco suceso se produjo el pasado domingo en la gasolinera de la A-8 que ya ha sido víctima de otros asaltos violentos. Probablemente, los ladrones no se encontraban allí por casualidad, sino preparando algún nuevo golpe.
Eran aproximadamente las cinco menos cinco de la tarde, según confirmó ayer un portavoz del Departamento de Interior. Casualmente, un camionero había acudido al lugar en su coche particular para comprobar cómo estaba su trailer. El vehículo había quedado allí después de la nevada del sábado, que desató el caos circulatorio al atrapar durante horas a numerosos conductores en la autopista. Mientras el chófer limpiaba la nieve del camión, estacionado en el aparcamiento de la estación de servicio, dejó el turismo con las llaves puestas, una imprudencia que no pasó desapercibida a los delincuentes.
A punta de navaja
Los dos tipos se apoderaron del vehículo y huyeron con él ante la estupefacción de su dueño. Al cabo de un rato, los ladrones del coche irrumpieron en una gasolinera en Olabeaga. Tapados con las capuchas de sus respectivos anoraks y armados con una navaja, entraron en la tienda de la gasolinera y amenazaron al empleado. Los asaltantes arrancaron la caja registradora del local y la arrojaron al interior del 'Audi' del camionero antes de escapar a toda velocidad.
Posteriormente, el 'Audi A6' sustraído y utilizado en el atraco, fue localizado en una calle de Bilbao, donde los ladrones lo habían abandonado, indicó Interior.
La Policía autonómica mantiene abierta una investigación para tratar de identificar y dar con el paradero de estos dos nuevos asaltantes de gasolineras. Vizcaya vive en los últimos meses una insólita escalada de atracos a estaciones de servicio. Los empleados de los surtidores viven atemorizados por el riesgo de ser víctimas de los cacos, que, en ocasiones, emplean una gran violencia en sus golpes.
Las empresas, por su parte, intentan reforzar sus medidas de seguridad, como la instalación de cámaras de videovigilancia, la reducción de horarios, sobre todo por la noche, o incluso, en contados casos, la contratación de seguridad privada. La Ertzaintza, por su parte, ha mantenido un dispositivo de vigilancia entre diciembre y primeros días de enero en los puntos calientes.
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