Encrucijada traspasa los límites artísticos al hacer de la solidaridad su principal obra. La asociación, fundada en Santurtzi en 1982, entrega todo lo que recauda en taquilla a causas benéficas. «Nuestro premio es llegar al gran público a través de importantes espacios culturales. Es un lujo que nunca pudimos imaginar», explica el alma máter de la asociación, Jesús López.
A todos los componentes les une la «pasión y sensibilidad artística», el amor por el teatro y la música y su «compromiso» al volcarse de lleno en proyectos que les exigen, como mínimo, dos años. Tienen la oportunidad de «sacar toda su potencialidad» y trasladarla a un escenario. Pero a cambio de un «enorme sacrifico personal», porque deben dedicar todos los fines de semana a ensayos y funciones. Ayuda que muchos de estos artistas son parejas en la vida real. «Lo más complicado es mantener esa disciplina durante tanto tiempo», argumenta López.
«Te tiene que gustar mucho, divertirte y pasártelo bien para aguantar. Si no, es imposible seguir», reflexiona. Pese a su carácter amateur, les distingue su profesionalidad.
Hacen de todo
Sobre el escenario bailan, interpretan, cantan... Menos vender entradas, hacen de todo. Lo mismo se encargan de las cuestiones de iluminación y sonido que de la escenografía, el vestuario... Nada escapa al control de esta «gran familia», cuyos miembros tienen entre 16 y 67 años. Mantienen su actividad gracias al apoyo institucional, preferentemente, del Ayuntamiento de Santurtzi, a través del SKA, y la Diputación, y de empresas como Iberdrola, BBK y, también, EL CORREO.
Encrucijada empezó sin apenas medios y ensayando donde podía: en garajes, gimnasios, aulas... Todas las ayudas son bien recibidas, pues sólo la última producción costó 40.000 euros. Formada por vecinos del Gran Bilbao, esta compañía reemprendió en 2001 una nueva etapa con la representación de Jesucristo Superstar. Curiosamente, el papel principal recayó en 'otro' Jesús. Concejal del PSE en el Ayuntamiento de Santurtzi entre 1991 y 1995 y abogado laboralista, López es presidente de la asociación y responsable de producción. Tras recorrer varios teatros vizcaínos, incluido el Arriaga donde estrenaron la obra, destinaron la recaudación a la Fundación Gizakia para su programa de atención a heroinómanos 'Proyecto Hombre', mientras que el taquillaje de 'El Libro de la Selva' lo entregaron a la Fundación Síndrome de Down del País Vasco.
Con la ópera rock 'El rey del merengue', el último proyecto que tienen entre manos y que les llevará el próximo 20 de febrero al Auditorio de la Expo de Zaragoza, han dado un gran salto. Se trata del primer montaje con libreto propio y música original. Encrucijada ha destinado el dinero recaudado en la gira vizcaína al plan de ayuda en los campamentos saharauis para víctimas de minas antipersona. Lo que consigan en Zaragoza irá a parar a la federación aragonesa en favor de las personas con discapacidad intelectual (Feaps). Tras la intensa actividad llevada a cabo en la última década, descansarán a partir de noviembre. Seguramente, el parón no durará mucho, ya que estos artistas se han enganchado a «los aplausos sinceros y de verdad» de sus seguidores. El público valora «mucho nuestro trabajo», afirma, orgulloso, Jesús López.
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