ALICANTE. El alicantino Ismael Nettah pidió una excedencia en la empresa de seguridad en la que trabaja para embarcarse como vigilante en el atunero «Txori Gorri», atraído por la posibilidad de vivir una nueva experiencia y por el salario prometido: 5.000 euros brutos al mes.
Apenas una semana después de subir a bordo, tuvo su primer contacto con los piratas. «Sobre las nueve de la mañana, avistamos un buque nodriza del que descendieron dos esquifes», relata. «Nos siguieron durante 20 minutos, pero luego abandonaron la persecución, porque hubieran tardado más de dos horas en alcanzarnos».
Desde que, el pasado 13 de noviembre, se inició la operación para proteger a los atuneros españoles en aguas de Somalia, los vigilantes de seguridad sólo han tenido que abrir fuego una vez. El 29 de noviembre, el «Ortube Berria» fue atacado con un lanzagranadas desde dos esquifes. Los agentes embarcados a bordo respondieron con fuego de ametralladora y fusil.
Los 54 vigilantes españoles tenían instrucciones precisas por parte de la empresa que les reclutó. «Nada más aterrizar en Seychelles -explica Ismael- nos dijeron: ante cualquier ataque, disparad, hundid el barco y luego ponéis en el parte: Sin novedad». Concluido el primer relevo de dos meses, la empresa rescindió el contrato de Ismael y otros cinco compañeros, alegando que no han superado el período de prueba.
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