MADRID- Tras la fatídica fecha del 11 de marzo de 2004, en la que el transporte público fue protagonista del peor atentado ocurrido en España, el Gobierno de Madrid decidió aumentar la seguridad en el suburbano introduciendo, por primera vez en la Comunidad, unidades caninas. Han pasado ya seis años desde que los 24 canes elegidos en el periodo de prueba realizasen las labores de vigilancia con resultado satisfactorio. Y es por ello que actualmente estos vigilantes de cuatro patas se han convertido en compañeros de viaje de cientos de madrileños que utilizan el metro en sus desplazamientos diarios.
Cada unidad, compuesta por dos agentes de seguridad privada y un perro, tienen encomendada la labor de velar por la integridad de los viajeros y evitar los delitos. Los perros de vigilancia en el metro centran su trabajo en dos ámbitos: en los intercambiadores de transporte y en las cocheras.
Vigilancia nocturna
Asimismo, participan junto con los guardias de seguridad en las rondas nocturnas por los andenes del suburbano. Además, dos animales, con sus correspondientes acompañantes, permanecen durante diez horas vigilando las cocheras y demás establecimientos del suburbano. En la actualidad, además del Metro de Madrid, estos servicios especiales también están presentes en el Metro de Bilbao y en el de Barcelona.
En el metro de Madrid trabajan ahora para mantener la seguridad alrededor de 100 perros. Éstos deben tener unas características especiales para ejercer su labor. Además de superar unas pruebas técnicas de aptitud para su adiestramiento, basadas en instinto de cobro, sentido de posesión de objetos y valor ante la amenaza de un extraño, deben tener más de 15 meses de edad, buena estética, y una perfecta conformación músculo esquelética
Ahora, el próximo reto es mejorar las condiciones «laborales». La protectora El Refugio ha denunciado que algunos de éstos perros sufren condiciones de sobreexplotación, jornadas de más 18 horas, ausencia de cobertura de sus necesidades básicas de comida, luz y descanso, y un trabajo continuado de 24 días seguidos. Por eso la protectora ha emprendido acciones judiciales contra una de las tres empresas encargadas del alquiler de los perros de seguridad en el suburbano madrileño, que tiene bajo su responsabilidad unos 60 canes, en su mayoría pastores alemanes.
Cada unidad, compuesta por dos agentes de seguridad privada y un perro, tienen encomendada la labor de velar por la integridad de los viajeros y evitar los delitos. Los perros de vigilancia en el metro centran su trabajo en dos ámbitos: en los intercambiadores de transporte y en las cocheras.
Vigilancia nocturna
Asimismo, participan junto con los guardias de seguridad en las rondas nocturnas por los andenes del suburbano. Además, dos animales, con sus correspondientes acompañantes, permanecen durante diez horas vigilando las cocheras y demás establecimientos del suburbano. En la actualidad, además del Metro de Madrid, estos servicios especiales también están presentes en el Metro de Bilbao y en el de Barcelona.
En el metro de Madrid trabajan ahora para mantener la seguridad alrededor de 100 perros. Éstos deben tener unas características especiales para ejercer su labor. Además de superar unas pruebas técnicas de aptitud para su adiestramiento, basadas en instinto de cobro, sentido de posesión de objetos y valor ante la amenaza de un extraño, deben tener más de 15 meses de edad, buena estética, y una perfecta conformación músculo esquelética
Ahora, el próximo reto es mejorar las condiciones «laborales». La protectora El Refugio ha denunciado que algunos de éstos perros sufren condiciones de sobreexplotación, jornadas de más 18 horas, ausencia de cobertura de sus necesidades básicas de comida, luz y descanso, y un trabajo continuado de 24 días seguidos. Por eso la protectora ha emprendido acciones judiciales contra una de las tres empresas encargadas del alquiler de los perros de seguridad en el suburbano madrileño, que tiene bajo su responsabilidad unos 60 canes, en su mayoría pastores alemanes.
Seis décadas de la unidad canina
En el año 1945 se creó la Sección de Guías Caninos de la Policía. Su formación surgió para luchar contra la delincuencia y, en un primer momento, contó con ocho perros de raza pastor alemán. En la actualidad, el Grupo de guías caninos del Cuerpo Nacional de Policía es uno de los más jóvenes de España, pero algunos de sus componentes ya han participado en operaciones de gran importancia, como su intervención tras los los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Fuente: larazon.es
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