miércoles, 29 de junio de 2011

Trias escoge a Joan Delort como jefe de la seguridad de Barcelona


El nuevo gerente designará a un cargo de la Guardia Urbana para sustituir al actual jefe, Xavier Vilaró. El exalto cargo de Interior con CiU, PSC e ICV-EUiA fue, hasta enero, el responsable de los Mossos

El repetidísimo (a veces con toda la retranca del mundo por parte de la oposición) gobierno de los mejores de Artur Mas es, en verdad, un remedo de una vieja promesa de Xavier Trias, que en su día señaló que contaría con personas válidas con independencia de adscripción política o cargos pasados. Elegido para el primer nivel su equipo de concejales de confianza, los que han cruzado durante ocho años el desierto de la oposición municipal, Trias busca ahora construir su equipo de gerentes, ese cargo clave que es a la vez el último escalafón político y el primer ejecutivo. El enlace entre el mando político y el técnico. Según pudo saber EL PERIÓDICO de fuentes policiales y, así lo avanzó ayer en su edición on line a las 18.02, el exalto cargo de Interior (bajo tres colores políticos distintos: CiU, PSC e ICV-EUiA)) Joan Delort será el gerente de Seguridad (que también incluye Prevención y Movilidad), bajo la supervisión del primer teniente de alcalde, Joaquim Forn. Esto supone que pasa a liderar la Guardia Urbana el hombre que hasta hace seis meses era el jefe máximo de los Mossos.

Delort, en el centro, junto al 'conseller' Pomés (derecha), en el 2003
Delort, de 43 años y quizás el alto cargo con mayor experiencia en temas de seguridad en Catalunya, será el jefe político y a la vez el primer ejecutivo de la Guardia Urbana. Además, su experiencia como director general de tráfico en Catalunya, donde fue pionero en medidas como las penas de cárcel para los conductores imprudentes, le avalan como responsable de la movilidad de la ciudad.
Delort elegirá al sustituto del actual superintendente, Xavier Vilaró, toda vez que el alcalde in péctore, Xavier Trias, ya anunció que una de sus primeras decisiones, tras tomar posesión del cargo el 1 de julio, será firmar el despido de este mando.

Con el actual titular de Interior, Felip Puig, el pasado mes de enero
Recambio interno
Según pudo saber este diario, y a pesar de los múltiples rumores que circulan por Montjuïc -donde se halla el cuartel general de la policía local barcelonesa- el sustituto de Vilaró saldrá de la propia Guardia Urbana. No habrá fichajes, lo que acabará con uno de los principales temores que atenazan estos días a los miembros de la policía local, y es que serían puestos bajo el mando de un mosso d'esquadra. Delort, además, tendrá el encargo de llevar a la práctica las promesas que Trias realizó en campaña. El líder municipal nacionalista abogó por contar con un mayor número de agentes realizando tareas de seguridad en la calle y minimizar el número de urbanos en las oficinas.
Delort, en realidad, vuelve a casa, pues este alto responsable comenzó su carrera policial como guardia urbano de Barcelona, curiosamente licenciándose en la misma promoción que el próximamente defenestrado Vilaró. El nuevo gerente relevará en el cargo a Joan Albert Dalmau y su nombramiento ha generado cierta estupefacción dentro de la Guardia Urbana, cuyos miembros veían en Delort al cerebro gris de una estrategia para que los Mossos desplazaran a la policía local de Barcelona. Pasiones corporativistas aparte, Delort no es un recién llegado a la seguridad de Barcelona. En realidad, él es uno de los arquitectos -quizás el principal- del sistema policial que desde el 2005, con el despliegue de los Mossos, rige en la ciudad y que se ha demostrado poco eficaz para contener tanto los pequeños hurtos como los robos en pisos. De hecho, era notorio que en la época en que estuvo como director general de la policía, la cooperación entre urbanos y mossos era casi nula y que la policía local barcelonesa colaboraba más con el Cuerpo Nacional de Policía.

Con Joan Saura, al mando del departamento, en el 2007
En el otro bando
Experiencia desde luego no le falta», comenta con retranca un miembro del cuerpo, que reconoce que Delort, por su anterior etapa, no despierta demasiadas simpatías. «Pero era el momento que era y él estaba en el otro bando», señalan.
Su llegada además se produce en el peor momento de relaciones entre mossos y urbanos. La desconfianza mutua se ha disparado después del polémico despliegue en la plaza de Catalunya del pasado 27 de mayo, en que los policías locales barceloneses tuvieron órdenes de no emplear sus porras bajo ningún concepto, lo que llevó a los mossos a acusarlos de haberles dejado abandonados a su suerte en una grave situación de inferioridad frente a los indignados que se concentraron en el enclave.

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