¿Se han preguntado alguna vez de dónde proceden los cajeros automáticos desde los que continuamente estamos sacando dinero y realizando todo tipo de operaciones? Porque los bancos y cajas en los que tenemos el dinero no fabrican estos aparatos (de forma técnica, ATM, Automated Teller Machine) sino que los compran a varios fabricantes.
Entre los líderes en fabricación de cajeros tenemos la empresa norteamericana Diebold, una compañía con más de cien años de historia y cuyo responsable de Europa, Oriente Medio y África (EMEA), David Wetzel, ha hablado con Empresa de este negocio tan peculiar, con el que sirve a entidades como Santander, BBVA, Caja Madrid, Banco Popular o el Sabadell.
Seguridad ante todo
Diebold es una empresa relacionada con la seguridad bancaria desde su fundación en 1859. Incluso el famosísimo Elliot Ness, agente del Tesoro norteamericano de principios de siglo que luchó contra Al Capone —y lideró el grupo de «los intocables»— fue durante un tiempo su presidente. La compañía alcanzó prestigio por sus sistemas de seguridad cuando, después del incendio de Chicago de 1871, se encontraron «decenas de cajas fuertes de Diebold con su contenido sin daño alguno».
De hecho, se esfuerzan en destacar que los cajeros automáticos suponen la mitad de su negocio y que por ello son una «compañía de servicios y soluciones en self-service y seguridad para el sector bancario». Su estrategia: que un cajero automático sirva para mucho más que para sacar dinero.
De meca a país con problemas
España ha sido, durante muchos años, la meca dorada para esta compañía, como para tantas otras de tantos sectores. Según asegura Wetzel, nuestro país «ha sido líder durante muchos años en peticiones de nuevos cajeros de banca», con un nivel de peticiones equiparable al de Alemania a pesar de la diferencia de población. Diebold llegó un tanto tarde al negocio español, ya que está presente tan sólo desde el año 2000. Sin embargo, este retraso no impidió que se instalara con fuerza, y que por ejemplo en 2009 «suministrara la mitad de los nuevos cajeros automáticos» que se instalaron en nuestro país, y un 30% más que en el año que más habían vendido hasta entonces, que fue 2007.
Según Wetzel, «la banca española, que es muy conservadora, tenía siempre como clientes a los proveedores con los que llevaba mucho tiempo trabajando. Sin embargo, con la crisis ha pasado a interesarse por buscar los proveedores que mejores precios le ofrecen» en lugar de los tradicionales, lo que ha impulsado su negocio.
Reestructuración «dramática»
Sin embargo, la situación del sistema financiero, especialmente las cajas de ahorros, es la que es, y Wetzel no esconde que «ahora toca una reestructuración de cajas, en algunos casos drámática, tal y como ha pasado en EE.UU. donde hay bancos regionales muy similares. Esto traerá consigo fusiones de entidades y por tanto menos sucursales y cajeros».
Precisamente antes de tener la reunión con Empresa, los directivos de Diebold habían acudido a una reunión con Caja Madrid, donde fueron informados «de la complejidad de una fusión entre siete cajas diferentes», el SIP que lidera la caja madrileña junto a Bancaja. No obstante, no se muestran preocupados por esta tendencia, que no sólo se produce en nuestro país.
Más valor añadido
¿Y por qué en Diebold no les preocupa el cierre de oficinas en España? Sus dirigentes están convencidos de que «el número de sucursales bancarias en España es muy alto, uno de los más altos del mundo», y por tanto hay capacidad para una reducción y que siga siendo un mercado atractivo.
«Con la crisis es de esperar que la situación se pare un par de años, pero a la larga las entidades financieras necesitarán más funcionalidad y por tanto habrá que sustituir los cajeros que se hayan quedado anticuados por otros». En España, aseguran, no hay déficit de instalación de cajeros pero sí «de funcionalidad de los mismos».
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