Xe Services, la empresa militar “privada” más denostada en los medios de comunicación, tiene nuevo director. Bobby Ray Inman, almirante retirado, había sub-dirigido la CIA, la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, creada después del 11-S) y otras agencias de “inteligencia”. También formó parte del grupo directivo del Consejo de Relaciones Exteriores, de Dell y de AT&T. En la década de los ’90 aceptó la nominación como Secretario de Defensa pero la acabó rechazando. Algunos medios lo acusaban de “antisemita” y lo comparaban con el senador Joseph McCarthy, conocido por las cazas de brujas en los años ‘50.
Xe Services, antes Blackwater, se ha ganado su reputación por atrocidades cometidas en Irak, Afganistán y Pakistán en el marco de la “lucha contra el terrorismo”; por el cobro fraudulento a las agencias del gobierno que la subcontrataron, por tráfico ilegal de armas y por entrenamiento militar en Colombia y otros países sin la autorización del Congreso. El año pasado, el Departamento de Estado fijaba en 42 millones de dólares una multa para evitar un proceso judicial.
Las expectativas que generaron el pago de la multa, la renuncia del fundador Erick Prince al frente de la empresa y su traslado a Abu Dhabi se han esfumado. Blackwater no sólo ha sobrevivido al escándalo público, sino que ha salido reforzada con su compra por parte de USTC Holdings por 200 millones de dólares, con el cambio de nombre y con las modificaciones en su estructura corporativa. No han dejado de obtener nuevos contratos del gobierno de Estados Unidos, cuestionado por el cobijo a empresas que violan derechos humanos en las intervenciones militares.
El caso más reciente corresponde a Raymond Davis, contratado por la CIA, que mató a dos hombres en Pakistán. El gobierno de Barack Obama había pedido la liberación de Davis a la justicia del país asiático al considerar que gozaba de inmunidad diplomática. Pero no hubo necesidad de defender esa supuesta inmunidad, pues la justicia local absolvió a Davis a cambio de un pago a la familia de las víctimas. El acusado reconoció el homicidio “en defensa propia”, pero las investigaciones policiales concluían que se trató, como en muchos otros de contratistas de Blackwater en Irak y Afganistán, de asesinato a sangre fría.
Hace unos meses, el presidente de Afganistán, Hamid Karzai, señalaba 2011 como límite para que todas las empresas militares extranjeras abandonaran el territorio afgano. Hace unos días, anunciaba una prórroga hasta marzo de 2012 como parte de la “estrategia de transición”. Fuentes del gobierno local y de la “coalición” aseguran que el partido de la oposición en Afganistán forzará un acuerdo para que permanezcan las empresas militares privadas con mejor reputación. A pesar de la “animadversión” de Karzai, Xe Services se encuentra en la lista de 11 empresas con mayores posibilidades para obtener nuevos contratos en territorio afgano.
Aunque Karzai tuviera la intención de expulsarlas de Afganistán, las advertencias contra la proliferación de empresas mercenarias se han hecho realidad. Han creado necesidades y una dependencia que los ejércitos de países en crisis económica no pueden cubrir. El número de empleados de seguridad privada que trabaja sólo para el ejército estadounidense en Afganistán superó los 18.000 hacia finales de 2010, la cifra más elevada en la historia bélica de Estados Unidos. El 95% de esos empleados tienen nacionalidad afgana; el 1% son estadounidenses y, el 4% restantes, de otras nacionalidades.
Xe Services también está presente en la lucha contra la piratería en el Océano Índico. El buque McArthur navega desde hace dos años con 33 antiguos marines estadounidenses a la caza de “piratas” que, desde 2008, han puesto en peligro los intereses pesqueros y comerciales de las grandes potencias.
A todos esto cabe añadir el “nicho” de la ayuda humanitaria que el fundador de Blackwater proyectaba para su empresa. Ofrecía una velocidad de respuesta que la comunidad internacional dividida no tiene, muchas veces cuando está en juego la vida de poblaciones civiles enteras. La inmovilidad de la ONU, de la OTAN y de la comunidad internacional beneficia a empresas como Xe Services, con un director con la agenda llena de contactos gubernamentales de alto nivel y con la “libertad” que supone dirigir una empresa.
Carlos Miguélez Monroy
Periodista, coordinador del CCS
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