Sólo puedo decir que nos sentimos indignados, no encuentro una palabra que indique mejor nuestro estado de ánimo. El pasado viernes 18 estábamos, mi marido, mi hermano, una amiga y yo pasándolo bien después de una agradable cena con los compañeros de gimnasio de mi hermano.
Después nos fuimos a bailar y charlar y acabamos en el bar Crossroad, como tantas otras veces, recuerdo haber pasado hace apenas dos años parte de la celebración de mi boda allí, ¡de haber sabido el trato! Mi amiga y yo fuimos al baño, al salir el portero estaba diciéndole a mi marido que tenía que salir, él le preguntó que por qué y no contestó, sólo que tenía que salir.
Salimos y le insistimos “¿qué está pasando?”, que eso no lo podía hacer, no debió sentarle bien la insistencia porque me empujó (creo que tienen la lección aprendida y nos empujan a nosotras, las compañeras, para provocar una pelea, se de otras ocasiones en las que ha pasado exactamente lo mismo), mi marido, claro, le dijo que qué “narices” estaba haciendo. Su respuesta fue un puñetazo en la cara, cómo no sería el golpe que empezó a brotarle sangre de una gran herida en la mejilla. Entonces, aparecieron otros dos vigilantes de similares características, varias dotaciones de policía local y nacional.
Cómo comprenderéis, yo me puse nerviosa porque a mi marido lo agarraban y desde lejos yo le veía la sangre y no sabía del alcance de la lesión.
Siguiendo con lo sucedido, por la premura en la salida del local, mi hermano y mi marido se dejaron el abrigo dentro del bar y mi hermano pasó a buscarlos junto a un agente, cuando salió dijo que no estaban que habían desaparecido. Yo hablaba con un policía al lado de la puerta dónde seguía sin inmutarse el agresor de mi marido, me miró y sonriendo me dijo: “¿qué pasa no encontráis los abrigos?” Esta mofa aumentó mi indignación, no es la pérdida del abrigo, la documentación o los eurillos que llevaran, es la cara que puso, el pensar que pudieron esconderlos ellos y … esa sonrisa malévola.
A nosotros nos llevó la policía al Hospital, le limpiaron la herida y nos preguntaron si le habían dado con algo por el tipo de corte que tenía en la mejilla, pero no, fue sólo un puñetazo. Posteriormente hemos indagado y nos han comentado que es experto en artes marciales este portero y que no es la primera vez que tiene problemas parecidos. Del Hospital nos fuimos a denunciar la agresión en la comisaría.
Sólo queremos expresar nuestra indignación ante estos hechos, nuestra repulsa al abuso de la fuerza, nuestro malestar porque este tipo de gente está “velando por nuestra seguridad” en los sitios donde vamos a divertirnos, nuestro rechazo a esas “normas” de entrada a los bares, en definitiva, nuestra condena a la violencia gratuita.
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