La seguridad privada complementa a menudo el trabajo de las fuerzas del orden del Estado, y su colaboración permitió, en muchas ocasiones, resolver algunas investigaciones policiales o impedir la comisión de un delito. Fruto de esa necesaria cooperación son las condecoraciones que todos los años otorga la Policía Nacional a los miembros de las empresas de seguridad privada que más hayan destacado ese año en su labor. Cada edición de ese homenaje que coincide con el Día de la Seguridad Privada se realiza en una localidad gallega distinta, y este año, el escenario fue el auditorio de Vilagarcía, que congregó ayer a los mandos policiales gallegos presididos por el delegado del Gobierno, Antón Louro, el subdelegado en Pontevedra, Delfín Fernández, y la alcaldesa de Vilagarcía, Dolores García.
El jefe superior de la Policía Nacional en Galicia, Luis García Mañá, destacó el difícil momento en el que se encuentra la seguridad privada, porque inmersos en la crisis económica, muchas empresas prescinden de un servicio que consideran un gasto, «cando é unha necesidade».
En nombre de los homenajeados habló Enrique López Regueiro, que destacó la evolución del sector en los últimos años, porque «lejos quedan aquellos tiempos en los que se nos veía con recelo». Subrayó, además, la necesidad de que la seguridad privada invierta en formación y en tecnología para adaptarse a los nuevos tiempos.
El acto lo cerró el delegado del Gobierno en Galicia. Antón Louro reconoció que el trabajo de los vigilantes y técnicos de seguridad privada contribuía año a año a mejorar los indicadores de seguridad y la resolución de muchos delitos.
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