jueves, 31 de marzo de 2011

Los sanitarios exigen protección ante los ataques sufridos a diario

Los guardias detuvieron al acompañante de una paciente en Carballo



Los sanitarios que trabajan en algunos ambulatorios de la Costa da Morte no están seguros. Lo acaba de denunciar la UGT y lo reafirman los profesionales de centros como el de Carballo, donde tuvieron que lidiar con un desagradable incidente este fin de semana. El joven que acompañaba a una paciente reaccionó de forma violenta contra los trabajadores y tuvo que ser retirado del lugar por agentes de la Guardia Civil.
El implicado, que según algunos testigos presentaba una embriaguez considerable, se dedicó a insultar, menospreciar y ofender a los sanitarios prácticamente desde que llegó. Su actitud obligó a un celador del PAC a avisar a las fuerzas de seguridad y expulsarlo del edificio. Esta medida tampoco sirvió para devolver la tranquilidad al centro porque el joven siguió alterando el orden desde el exterior en cuanto se fueron los agentes. De hecho, los guardias tuvieron que regresar solo unos minutos después y llevárselo para acabar con los disturbios.
Denuncia
Los trabajadores presentaron denuncia porque no se sienten convenientemente protegidos y los sindicalistas han elevado una protesta por lo ocurrido para reclamar mejores condiciones de trabajo. Los responsables de salud de la UGT quieren que todos los sanitarios tengan consideración de autoridad, para que los ataques en su contra reciban la misma penalización que si la víctima fuese un policía. Hasta el momento, solo tienen ese reconocimiento los médicos, cuando hay otras muchas ocupaciones del sector con el mismo riesgo o incluso más.
En el caso de Carballo, el PAC únicamente cuenta con servicio de seguridad los viernes y los sábados por la noche, con lo que se producen disfunciones claras. El vigilante acaba su turno a las ocho de la mañana y, desde ese momento, los trabajadores quedan expuestos, cuando la mayor parte de los altercados, sobre todo los que tienen que ver con peleas juveniles en las zonas de ocio, se producen a partir de esa hora, toda vez que los pubs y la discoteca ya están cerrados. Además, en estos casos lo más habitual, según explican los propios sanitarios, es que se den cita en el PAC integrantes de todos los bandos enfrentados en la reyerta, con lo que al tiempo que son atendidos de las heridas o esperan a sus compañeros reavivan nuevamente las disputas. En consecuencia, los trabajadores se ven atrapados en una situación que tiene poco que ver con sus habilidades profesionales y para que nadie les ha preparado.
«O que non é normal é que aquí ao lado [en el centro de atención a drogodependientes] teñan unha porta que só abre dende dentro e máis dispoñan de seguridade de xeito permanente, mentres que nós, coa mesma problemática, estemos totalmente expostos», se queja un trabajador.

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