Fueron 91 agentes de seguridad privada los que recibieron su condecoración ayer en el auditorio de Vilagarcía, de los que tan solo seis eran mujeres. Forman parte de las plantillas de un centenar de empresas que trabajan en Galicia y que en total suman unos cinco mil trabajadores.
Tanto los vigilantes de seguridad privada como los mandos policiales presentes en el auditorio coincidieron en reivindicar para el sector más medios para mejorar la formación y la capacidad técnica de los vigilantes, así como una mayor coordinación con las fuerzas policiales en beneficio de los ciudadanos.
Una nueva normativa regula la actividad de estas empresas, cuya licencia debe ser concedida por la Policía Nacional, mientras que la Guardia Civil les autoriza el uso de armas y les da cursos de formación.
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