La 'conselleria' desmiente una limitación del servicio mientras los usuarios tachan la idea de «intolerable»
El secretario de Territori i Mobilitat alega motivos de seguridad y fraude para avalar la propuesta
Las entrevistas de radio pueden llegar a ser muy traicioneras. Más de 20 minutos de tensión frente al micro, calor en el estudio, un periodista incisivo, muchas cosas en la cabeza... El secretario de Territori i Mobilitat, Damià Calvet, se rindió ayer a los elementos y, por lo visto sin querer, regaló a RAC-1 un titular que puso la mañana patas arriba: visto el vandalismo y el fraude que sufre el metro durante la madrugada, al Govern «no le parecería mal» que se cerrara los sábados por la noche.
ste amago, esta declaración de intenciones no premeditada, la acompañó de una huida hacia adelante al afirmar que a la Generalitat «no le corresponde hablar del metro de Barcelona», algo que sí deben hacer, señaló, el ayuntamiento de la ciudad y la empresa pública TMB. A partir de ese momento -serían las 10 de la mañana- las webs de los periódicos empezaron a hacerse eco de la noticia, lo que obligó a la Conselleria de Territori i Sostenibilitat a reaccionar de urgencia. A las 14.29 horas, el departamento de prensa del Govern mandaba una nota en la que dejaba claro que el Ejecutivo catalán «no se ha planteado ni tiene previsto» cerrar el suburbano el sábado por la noche, entre otras cosas, porque no está entre sus competencias.
Calvet destinó gran parte de su tiempo durante la entrevista a hablar de la seguridad y el fraude en el transporte ferroviario, tesis sobre la que asentó la posibilidad de blindar o incluso dejar sin funcionamiento aquellas estaciones de tren que están situadas cerca de discotecas o zonas de ocio, sobre todo, dijo, las del Baix Llobregat, Mataró o el Vallès Oriental. Al parecer, la secretaría de Mobilitat ha detectado que en los apeaderos en los que hay más viajeros sin billete es donde se registra más vandalismo, hurtos y agresiones. Tras señalar que el transporte público de noche «tiene una función social importante», precisó que también es «muy caro» e instó a un «replanteamiento de cara al futuro».
JUSTOS POR PECADORES / Las reacciones de los usuarios fueron tan rápidas como carentes de piedad. Ricard Riol, presidente de la asociación Promoció del Transport Públic (PTP), se rebelaba al tiempo que leía la noticia en la web de este diario. «Si existe un problema de seguridad, debería perseguirse a los que hacen trampas y no aplicar políticas restrictivas que afecten a la mayoría de viajeros que se portan bien», censuró.
Riol recordó que el metro, a pesar de ser un área de pago, «forma parte de la vía pública y como tal debería ser tratado», lo que implica, en su opinión, adjudicar la vigilancia a la policía y no a empresas de seguridad privada. En este sentido, el Govern anunció el lunes la futura creación de la división de transporte de los Mossos d'Esquadra, un cuerpo que ya funciona con éxito en otras grandes ciudades como Londres.
Jordi Giró, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona, no daba crédito a la noticia. Consideró «intolerables» las palabras de Calvet y se preguntó si la Generalitat, tras los recortes en sanidad y educación, busca ahora una «confrontación social» con la ciudadanía. «Si siguen así, desde luego nos van a encontrar», advirtió. Al igual que Riol, reclamó «más seguridad en el metro» y exigió a la Administración que deje de «andar hacia atrás como un cangrejo».
Assumpta Escarp, concejala de Seguridad y Movilidad y presidenta de TMB, rechazó «cualquier intento» de cerrar el metro los sábados por la noche y confirmó que esta medida de control «nunca hasta la fecha ha estado encima de la mesa».
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