El resguardo fiscal solo tiene un arco y su intuición para vigilar el trasiego de droga.El complejo aéreo opera cada año más de 42.000 toneladas de mercancías.
El destacamento de la Guardia Civil que actúa como resguardo fiscal en el aeropuerto de Zaragoza carece de perros adiestrados para controlar a los más de 600.000 pasajeros que lo utilizan y las más de 42.000 toneladas de mercancía que pasan por sus instalaciones al cabo del año. En ambos casos predominan los trayectos internacionales.
La detención de una ciudadana de origen ecuatoriano que intentaba volar a Roma con un alijo de 400 gramos de cocaína pegado a su torso con esparadrapo fue, el pasado sábado, la enésima prueba de la elección del complejo aéreo zaragozano como punto de trasiego de drogas por las organizaciones de narcotraficantes. De hecho, solo en dos operaciones realizadas el año pasado fueron intervenidos casi nueve kilos de coca de elevada pureza.
El sábado, una vigilante de seguridad tuvo que suplir otra de las carencias que padece el resguardo fiscal del aeropuerto: la escasez de agentes femeninos, cuya presencia es necesaria para poder efectuar los registros corporales de las sospechosas de narcotráfico o evasión de divisas. La empresa de seguridad privada que refuerza el dispositivo del instituto armado cubre en parte esa carencia incluyendo en todos los turnos a varias mujeres.
PALPEO De hecho, fue la vigilante quien localizó el alijo tras saltar la alarma del PIAC (Punto de Inspección Aleatorio Continuo, arco de seguridad) al detectar que una viajera que se disponía a embarcar en un vuelo con destino a Roma llevaba encima más metal del que es habitual en una persona. Tras someterla a un palpeo en el que la guarda percibió la existencia de bultos extraños bajo su ropa, la mujer fue invitada a salir de la fila y a pasar a una habitación específicamente reservada para los registros, donde la vigilante --sin presencia masculina-- le instó a quitarse las prendas superiores.
Nada más entregarle el alijo, la aplicación de un reactivo demostró que lo que llevaba en los paquetes era cocaína, por lo que quedó detenida. Poco después eran arrestados otros dos jóvenes --un varón español y otro ecuatoriano-- que la habían llevado al aeropuerto y cuyo teléfono facilitó ella misma a la Guardia Civil.
Los tres detenidos fueron trasladados al cuartel de Casetas, donde se hizo cargo de las pesquisas la Policía Judicial de la Comandancia de la Guardia Civil de Zaragoza.
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