La legislación no disuade a los ladrones que, según cálculos de los comerciantes, se llevan el 3% de la facturación.
. MUÑOZ. ZaragozaEl sector comercial de la capital aragonesa debe hacer frente, un año más, a una de las facturas más dolorosas: la de los hurtos. Según los representantes de este gremio, los amigos de lo ajeno hacen suyo hasta el 3% de la facturación total de los establecimientos de la ciudad. Pérdidas millonarias que afectan tanto al pequeño comercio, como a las grades superficies, y que vienen de la mano de una legislación criticada por su permisividad con los pequeños robos que no conllevan violencia. Según explican desde la Federación de Comercio y Servicios de Zaragoza (ECOS), las tiendas más sensibles a este tipo de delitos son aquellas que ofrecen productos con buena salida en el mercado negro: perfumerías, informática, joyerías, telefonía, ópticas, moda... Artículos de fácil acceso para los ladrones, que no deben recurrir a la fuerza para hacerse con ellos. Y, pese a tratarse de hurtos en pequeñas cantidades, lo justo para coger algo valioso y salir corriendo, lo cierto es que suponen un sobrecoste muy importante, y no solo para los comerciantes. El último Barómetro Mundial del Hurto, elaborado por la compañía Checkpoint Systems, los establecimientos españoles perdieron más de 2.510 millones de euros por la sustracción de mercancías. Un coste adicional que los propietarios trasladaron a los consumidores a razón de una media de 70 euros por persona. Sin embargo, estas pérdidas no solo vienen generadas por los delitos de los supuestos clientes. Según José Antonio Pueyo, presidente de ECOS, "son tres las causas por las que hay productos que no se facturan con normalidad en los establecimientos: los hurtos externos, los del propio personal de la empresa, y los errores administrativos". En todo caso, son los primeros los que más preocupación levantan en el sector. Por ello, la colaboración con las fuerzas de seguridad es indispensable. "La Policía Nacional se reúne periódicamente con los comerciantes para hablar del asunto y ofrecer sus consejos", afirma Pueyo. Unas recomendaciones que pasan por la instalación de sistemas disuasorios, espejos, cámaras de seguridad, cerraduras en las vitrinas, guardar la privacidad de dónde se alojan los objetos de valor, variar el horario y el recorrido a la hora de ingresar dinero en el banco, y que se animen a denunciar. Pero en este último punto surge una nueva polémica. Por su parte, la Policía Local mantiene su presencia en las zonas más conflictivas e, incluso, han facilitado un número de teléfono directo para acortar los tiempos de actuación. "Esta semana nos avisaron de que extremáramos las precauciones porque se habían producido tres robos con violencia en poco tiempo", comentaba Silvia Rubira, encargada de la perfumería BodyBell. Y no solo los pequeños comercios se ven afectados por este 'goteo' de hurtos. Las grandes superficies, pese a su inversión en vigilancia privada, son un blanco apetecible. Pla-Za, Gran Casa, Puerto Venecia, o El Corte Inglés, entre otros, no se libran de esta lacra, que en su caso viene de la mano de auténticas bandas organizadas.
"Tibieza" legal Una de las principales protestas de los empresarios es la supuesta "tibieza" con que definen la legislación vigente reguladora de este tipo de actividades ilícitas. Según el artículo 623 del Código Penal "serán castigados con localización permanente de 4 a 12 días o multa de uno a dos meses los que cometan hurto, si el valor de lo hurtado no excediera de 400 euros". Así, la inmensa mayoría de las sustracciones quedan tipificadas como faltas, y no como delitos, lo que, a juicio de los implicados, supone una merma en la lucha contra los hurtos diarios. Aún así, las autoridades policiales insisten en la necesidad de denunciar, como principal arma disuasoria.
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