
Con el verano llega también la temporada alta para los amigos de lo ajeno. Los vizcaínos cambian sus hogares por destinos vacacionales y las urbanizaciones y polígonos, más desiertos de lo habitual, se convierten en blancos para 'trabajar'. Un gran porcentaje de los delitos contra el patrimonio se cometen en esta época, lo que ha puesto en alerta a muchos propietarios. Sólo entre julio y agosto de 2010, estos aparatos avisaron a la Ertzaintza de 1.547 intentos de robo en la provincia, según datos facilitados por el Departamento de Interior.
Son ya más de 21.000 los hogares y locales comerciales e industriales del territorio histórico que han confiado su seguridad a los sistemas de alarma, que hacen un diagnóstico previo de las necesidades de sus clientes. Y, según reconocen las propias empresas, las ventas se disparan a medida que se acerca la temporada estival. «La demanda se incrementa un 20%», aseguran varios profesionales de la seguridad privada, que insisten en que se trata de un negocio en auge.
Y no sólo porque la tasa de robos con fuerza en las propiedades se haya incrementado casi un 20% desde 2007, según un reciente informe del Ministerio de Interior. También influye el cambio en el 'modus operandi' de los ladrones, cada vez más sofisticado, que anima a los propietarios a buscar protección en las nuevas tecnologías.
Los sensores alertan primero a la central de la empresa de seguridad privada de que algo inusual ocurre en la propiedad. El personal realiza las comprobaciones vía telefónica, ya que los aparatos incorporan un pequeño micro que transmite lo que ocurre en el interior del inmueble y una cámara para recibir secuencias fotográficas y de vídeo. Si detectan la presencia de algún intruso, se avisa a la Ertzaintza.
Pero también se activan por falsas alarmas. Normalmente se trata de fallos en el sistema o errores en su manipulación, casi siempre atribuibles al cliente, que incluso suele tener una palabra clave para identificarse en estos casos. Los errores de este tipo, de hecho, generan más del 95% de los saltos de alarma, según indican los profesionales. Aunque muchos relacionan el incremento de avisos en verano con la subida de la tasa de delincuencia que se registra en esta época.
Errores de manipulación
Securitas Direct, que comercializa alarmas desde 1993 y cuenta con 15.000 clientes en el territorio, ofrece algunos datos. «En estas fechas se producen más saltos de alarmas en el segmento residencial, un 54,16% del total, que en el de negocios», explica un portavoz de la multinacional. Bizkaia fue el verano pasado la provincia vasca con más avisos -20.157- si bien sólo «el 1,43%» -más de 300- se correspondía con un peligro real, puntualiza Santiago Rubio, que afirma que «en esta época aumentan las alarmas reales sobre las falsas». En la misma línea se sitúa Prosetecnisa, que cuenta con cerca de 900 abonados vizcaínos. Sus responsables especifican que «en julio y agosto hay menos falsas alarmas por manipulación errónea del cliente».
Carlos Asín, responsable del área de Anti-Intrusión de Sercoin -3.600 clientes en la provincia- relaciona directamente el aumento de alertas en el servicio con la delincuencia. «Hay un incremento del 30% en la criminalidad en verano, lo que se traduce en más avisos a la Policía», concluye.
El gerente de Seprogin, que atiende a más de 10.000 vizcaínos, afirma no obstante que su compañía no percibe esta escalada. «Es un mercado muy móvil y creciente. Sería muy difícil hacer el recuento exacto del número de alarmas», afirma. Juan Luis Ibáñez insiste en que muchas de estas falsas alarmas se producen por «desperfectos en los aparatos». Los sistemas están conectados a través de tecnologías TRC, GPRS o ADSL y lanzan un mensaje codificado a la propiedad y a la Ertzaintza.
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