miércoles, 2 de marzo de 2011

La cámara más cercana al acceso forzado fue apagada

MADRID
La Guardia Civil trabaja ya con una hipótesis consistente sobre el robo de veinte fusiles y diez pistolas en la Base General Menacho de Badajoz. Hay indicios sólidos que se están siguiendo al tiempo que se da por hecho que los asaltantes contaron con cómplices en el interior, al menos para preparar el golpe. Mientras, los agentes ya han averiguado que los ladrones —se cree que entre dos y cuatro— forzaron el candado de una puerta que da acceso al campo de maniobras, la parte más exterior del recinto militar; introdujeron un coche en esa zona y lo situaron justo al lado del vallado exterior donde practicaron un agujero.
Las alarmas sonaron, como se sabe, a las diez de la noche, en ese lugar en el que hay instalados detectores volumétricos. Sin embargo, y pese a la proximidad de una cámara de seguridad, no se grabó ni un solo minuto del asalto. ¿Por qué? Porque la cámara estaba apagada, seguramente de forma deliberada. Ese fue el motivo por el que los vigilantes militares que se acercaron cuando saltó la alarma no detectaron nada anormal. Silencio y oscuridad.
Las cámaras están situadas estratégicamente en todo el vallado exterior, pero justo la más cercana no registró nada, otro dato que avalaría que los asaltantes contaban con algo más que ayuda en el interior de la base. Una vez estacionado el coche, cortaron la valla y entraron a pie al recinto por el que camparon a sus anchas (pudieron estar dentro casi durante dos horas).
Los investigadores de la Comandancia de Badajoz y de la UCO Central descartan, en principio, que los autores sean albanokosovares como se había especulado.

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