Los vigilantes de seguridad testigos del asalto al Rectorado de la Universidad de Sevilla en febrero de 2002 defendieron en la segunda sesión del juicio, celebrada ayer, que ellos no accionaron los extintores contra los asaltantes al Rectorado, para quienes el fiscal solicita una pena de un año de prisión al considerar que cometieron un delito de desórdenes públicos.
Las declaraciones de estos vigilantes se contradicen con la prestada el lunes por 19 de los 24 imputados, los cuales señalaron que fueron los vigilantes de seguridad los que iniciaron el «caos» en el recinto. Según las declaraciones de uno de los encartados, Rafael J. H., todo comenzó cuando los vigilantes de seguridad intentaron cerrar las puertas en una actitud «desmesurada», incluso «usando los extintores» contra los jóvenes.
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