Los ladrones se llevaron una puerta, varios focos de iluminación y diferentes marcos y ventanas que estaban colocados en el patio interior del recinto monumental.
La delincuencia no entiende de monumentos históricos. Así quedó demostrado ayer a las 8.00 horas cuando el vigilante de seguridad del Fuerte del Príncipe Alfonso acudió al lugar para realizar su trabajo y se encontró con que habían entrado a robar y se habían llevado un amplio botín. Afortunadamente nada económicamente muy valioso, aunque la mano de los ladrones sí causó un gran destrozo físico y material en el lugar. Con esta ocasión suman ya cuatro las veces en que el Fuerte del Príncipe ha sido objeto de un robo. Se sospecha que los autores de la sustracción pueden ser los mismos que alguna de las anteriores veces.
La primera evidencia de que en lugar se ha producido un robo se la encuentra uno en cuanto aterriza en el lugar. La puerta principal de acceso al recinto monumental ha desaparecido. Se trata de una puerta de chapa e hierro. Nada de especial valor económico. Quienes se la llevaron la descolgaron y la sacaron de sus bisagras. Fuentes cercanas a las instalaciones aseguran que se trataba de una pieza muy pesada, por lo que suponen que tuvieron que ser varias personas las que se la llevaron e incluso que debieron utilizar algún tipo de vehículo motorizado de tipo furgón o similar.
Ya en el interior del Fuerte aparecen dos escenas de un mismo robo. Por un lado, un pequeño despacho ubicado a la izquierda. Los ladrones forzaron la puerta hasta romperla, entraron en su interior y se llevaron todo lo que encontraron dentro. Para intentar borrar las huellas de su delito utilizaron un extintor que vaciaron dejando todo lleno de polvo. De nuevo, nada de valor, según señalan desde el Fuerte. La segunda de las escenas se encuentra en ya en el patio interior. A la izquierda se sitúan las antiguas aulas que eran utilizadas para realizar talleres de los módulos de Formación. De ahí se han llevado todas las puertas, ventanas y marcos que han encontrado a su paso. Una vez más, los ladrones no encontraron nada de valor en su camino porque no lo había. Hace algún tiempo ahí había un almacén de materiales, pero desde hace tiempo se trasladó porque esas instalaciones quedaron en desuso. Uno de los últimos cursos que se impartió ahí fue uno relacionado con el ‘pladur’.
Lo más ridículo del robo ha sido la sustracción de una serie de focos halógenos que había colocados por el recinto para iluminarlo por las noches. Sólo han dejado los soportes y algunos cables pelados. Fuentes cercanas al Fuerte aseguraban que se trataba de un robo “de hierro y cobre”, como ocurre en ciertos lugares de la península habitualmente.
Otro de los datos que hace pensar que los ladrones participaron en otros robos en el mismo lugar es que de la parte derecha de las instalaciones no han tocado nada, ni los focos. Al parecer, en ese lado se encuentran unos despachos y unos servicios protegidos por una alarma que hubiera saltado con sólo tratar de forzar la puerta o alguna ventana.
La primera evidencia de que en lugar se ha producido un robo se la encuentra uno en cuanto aterriza en el lugar. La puerta principal de acceso al recinto monumental ha desaparecido. Se trata de una puerta de chapa e hierro. Nada de especial valor económico. Quienes se la llevaron la descolgaron y la sacaron de sus bisagras. Fuentes cercanas a las instalaciones aseguran que se trataba de una pieza muy pesada, por lo que suponen que tuvieron que ser varias personas las que se la llevaron e incluso que debieron utilizar algún tipo de vehículo motorizado de tipo furgón o similar.
Ya en el interior del Fuerte aparecen dos escenas de un mismo robo. Por un lado, un pequeño despacho ubicado a la izquierda. Los ladrones forzaron la puerta hasta romperla, entraron en su interior y se llevaron todo lo que encontraron dentro. Para intentar borrar las huellas de su delito utilizaron un extintor que vaciaron dejando todo lleno de polvo. De nuevo, nada de valor, según señalan desde el Fuerte. La segunda de las escenas se encuentra en ya en el patio interior. A la izquierda se sitúan las antiguas aulas que eran utilizadas para realizar talleres de los módulos de Formación. De ahí se han llevado todas las puertas, ventanas y marcos que han encontrado a su paso. Una vez más, los ladrones no encontraron nada de valor en su camino porque no lo había. Hace algún tiempo ahí había un almacén de materiales, pero desde hace tiempo se trasladó porque esas instalaciones quedaron en desuso. Uno de los últimos cursos que se impartió ahí fue uno relacionado con el ‘pladur’.
Lo más ridículo del robo ha sido la sustracción de una serie de focos halógenos que había colocados por el recinto para iluminarlo por las noches. Sólo han dejado los soportes y algunos cables pelados. Fuentes cercanas al Fuerte aseguraban que se trataba de un robo “de hierro y cobre”, como ocurre en ciertos lugares de la península habitualmente.
Otro de los datos que hace pensar que los ladrones participaron en otros robos en el mismo lugar es que de la parte derecha de las instalaciones no han tocado nada, ni los focos. Al parecer, en ese lado se encuentran unos despachos y unos servicios protegidos por una alarma que hubiera saltado con sólo tratar de forzar la puerta o alguna ventana.
Los vecinos piden que se adecente el Fuerte “pronto”
A nadie pareció sorprenderle ayer en el Príncipe la noticia del robo en el Fuerte. “Se veía venir. Ya han robado otras veces. Aquello está abandonado”, comentaba un vecino. Lo cierto es que el recinto tiene vigilancia desde las 8 hasta las 21 horas de lunes a viernes. Hay cuatro personas encargadas y distribuidas en turnos. “Han robado por dejadez”, explicaba otra personas. Ambos coincidían en reclamar que se restaurara cuanto antes ese recinto y que se adecentara. “Se podría recuperar para el turismo”, comentaba uno de ellos. Estaba previsto que en octubre comenzaran las obras, pero no se ha hecho nada.
Policía
La Científica estaba en la mañana de ayer en las instalaciones buscando pruebas que pudieran incriminar a alguien. Los miembros de la Policía se encontraban examinando cada uno de los rincones por los que pudieron haber pasado las manos de los ladrones con el fin de encontrar alguna evidencia que pudiera apuntar a los autores. Todavía se desconoce cuándo se produjo el robo exactamente.
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