A pesar de que el colectivo no escapa al azote de la crisis económica, la demanda de determinados servicios, como el de las alarmas del hogar, continúa en crecimiento
La facturación de este sector profesional en la comunidad ronda los 150 millones de euros
Galicia cuenta aproximadamente con setenta empresas habilitadas y homologadas por el Ministerio del Interior para la realización de actividades relacionadas con la seguridad privada. Su cometido se ciñe a la instalación y mantenimiento de sistemas de seguridad, el transporte de fondos, central de alarmas, asesoramiento y planificación, transporte y depósito de explosivos.
El sector comprende alrededor de 5.000 trabajadores a lo largo del panorama autonómico, incluyendo vigilantes de seguridad, guardas de campo, caza y pesca, escoltas privados, directores de seguridad, jefes de seguridad, ingenieros e instaladores. Contando al personal administrativo, los departamentos comerciales u otros empleados reconocidos en el convenio, la cifra de empleados ascendería a 6.000.
La facturación en Galicia es de aproximadamente 150 millones de euros. No obstante, las vacas flacas también han llegado a este sector, y los índices de facturación están siendo negativos con respecto a años anteriores. Así, ha dejado de registrarse un crecimiento en esta especialidad. Lo que sí ha experimentado una subida es el campo de las alarmas del hogar, lo cual se contrarresta con la bajada de las nuevas instalaciones en los locales industriales. El aumento en el montaje de las alarmas podría venir determinado por los robos que se están produciendo en los domicilios, que hacen aumentar las necesidades en materia de seguridad de la población.
Auge electrónico
También hay que decir que en estos tiempos de crisis los sistemas electrónicos se han ido imponiendo a los vigilantes de seguridad, llegando incluso a sustituirlos, y no son pocas las voces del sector que reclaman su utilización como método complementario. Por otro lado, las empresas de seguridad cubren multitud de necesidades sociales. En primer lugar, se ocupan de la vigilancia y protección de bienes, establecimientos, espectáculos, certámenes o convenciones. Pero también se dedican a salvaguardar la protección de personas determinadas, y llevan a cabo el depósito, custodia, recuento y clasificación de dinero y objetos valiosos o peligrosos que puedan requerir protección especial. El transporte y la distribución de los objetos descritos es también competencia de estas empresas, y corre a su cargo la instalación y mantenimiento de aparatos, dispositivos y sistemas de seguridad. Tienen la obligación especial de asistir a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
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