jueves, 15 de septiembre de 2011

Detenida una vigilante de seguridad por el asesinato de su marido

Exterior de la vivienda de Punta Galea, en Colmenar Viejo, tras ser incendiada

La Guardia Civil cree que pudo provocar el incendio que carbonizó a su pareja prendiendo bidones de gasolina antes de salir huyendo en coche

El extraño caso, que arrancó con un incendio la madrugada del pasado lunes en un chalé de Punta Galeano, una urbanización apartada de Colmenar Viejo, comienza a desenredarse. Francisca, la vigilante de seguridad, de 45 años, propietaria de la casa que ardió con su marido dentro, declaró a la Guardia Civil que había pactado con su pareja un suicidio conjunto, pero que en el último momento ella se echó atrás. Los investigadores, sin embargo, creen que Francisca incurrió en muchas contradicciones a la hora de explicar lo ocurrido, lo que les lleva a pensar que fue ella quien provocó el incendio con la intención de asesinar a su pareja.
Los agentes detuvieron a la mujer en el hospital Infanta Sofía por asesinato, incendio, omisión del deber del socorro y contra la seguridad del tráfico. Francisca estaba ingresada en ese centro sanitario de San Sebastián de los Reyes porque apenas 10 minutos después de que los bomberos llegasen a la casa para apagar el incendio, la mujer conducía un coche que se estrelló contra un camión a 50 kilómetros de allí. Cuando el personal de servicio de emergencias quiso localizar a alguno de sus familiares se topó con que su marido acababa de morir carbonizado.
La casa donde residía la pareja, arrasada por las llamas, estaba llena de bidones de combustible quemados, repartidos "estratégicamente" por las habitaciones, según la Guardia Civil.
El incendió comenzó pasada la una de la mañana y los investigadores manejan la teoría de que el hombre dormía cuando se despertó asustado por el fuego. Una vez en pie se vio rodeado por las llamas y no tuvo escapatoria. Cuando los sanitarios le encontraron tenía medio cuerpo quemado e intentaron reanimarle, pero sin éxito. En la puerta de la casa los vecinos se agolpaban y llamaban desesperados a Francisca: "¡Paca, Paca!". En realidad ella no estaba, había huido poco antes enfilando la carretera de Burgos.En esta urbanización, situada en el kilómetro 72 de la A-1, de unos 76 chalés donde la mayoría se conocen y se relacionan en la piscina durante el verano, retratan a Francisca como una mujer muy reservada, celosa de su intimidad, que intentaba abrir la puerta lo menos posible para no dejar ver el interior, donde acumulaba mucha ropa y basura. Siempre con las ventanas cerradas y las persianas bajadas, incluso en los meses de más calor.
Gemma Bercial, una vecina, cuenta que Paca tenía un gato en estado de "semiabandono" que a diario se apostaba en su puerta para que le dieran de comer y que había tratado un par de veces con ella este asunto. Incluso, asegura que nunca había visto a quien era su marido, H. P., también de 45 años, cuyo cuerpo será trasladado los próximos días a Santa Cruz de Tenerife. El cadáver del marido fue encontrado entre la cama del matrimonio y la pared. Olía mucho a alcohol en el interior, según fuentes de la investigación.
La mujer trabajaba como vigilante de seguridad en la urbanización Ciudad de Santo Domingo, en Algete, una pequeña población con parroquia que lleva años luchando para aplacar el ruido de los aviones del aeropuerto de Barajas que les sobrevuelan. Sus compañeros de garita destacan que nunca había tenido ningún problema en el trabajo y no se explicaban lo sucedido.
Tras, supuestamente, haber provocado el incendio con el que intentó matar a su pareja, Paca, quien podía estar bajo los efectos del alcohol o la medicación o ambas cosas a la vez, cogió su vehículo y después de conducir unos kilómetros se empotró contra el tráiler y dio varias vueltas de campana hasta quedar tendido el coche en la mediana. Ese fue el comienzo de un extraño caso del que aún no se tienen todas las respuestas.

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