miércoles, 13 de julio de 2011

Un patrimonio de espaldas a la tecnología


La seguridad del Códice Calixtino valía menos de un euro: un chip pasivo que haría saltar la alarma en cuanto se moviese.
Tracing Tech es una empresa pontevedresa experta en el control de armas redirigida también a la protección de obras de arte
La tecnología se llama RFID, un chip pasivo que se acopla sin crear alteración en el objeto de cualquier material, apenas detectable. Esto permite establecer un perímetro de seguridad y en cuanto el objeto lo abandona es detectado por una serie de sensores que hacen saltar la alarma. De ese modo, la empresa de seguridad encargada de la vigilancia de un decomiso, un arsenal de explosivos o un patrimonio artístico de envergadura sabría al instante que se está desplazando del lugar.
La aplicación está siendo desarrollada en la actualidad por Tracing Tech, una empresa pontevedresa de innovación que negocia con gobiernos y empresas de seguridad privada con necesidades logísticas y de control en el campo armamentístico y de seguridad. Un experto en telecomunicaciones y proyectos de I+D, Jaime Barreiro, está detrás de la firma, que cuenta con el asesoramiento de funcionarios de la ONU especializados en el control de armas ligeras, explosivos y política de seguridad pública, entre los que se encuentra Miguel Barreiro. La seguridad en depósitos de armas, arsenales militares e incluso decomisos es buena, pero no efectiva al 100%, según explican en la empresa. A veces se producen robos o se echa en falta algo en los inventarios. De una conversación entre los hermanos Barreiro surgió la idea de cubrir una necesidad; un proyecto de I+D que mejorara el control y la trazabilidad de las armas. 
Fue factible, y se desarrolló una aplicación por parte de un equipo de ingenieros de telecomunicaciones y de expertos de la Universidade de Vigo. Tras probar su funcionamiento, los pontevedreses se pusieron en contacto primero con gobiernos de América Latina, que han mostrado un interés creciente en el proyecto. Además, han establecido contactos con gobiernos europeos y del norte de África, y se han llevado a cabo distintas demostraciones del producto para demostrar su aplicabilidad. La idea con ellos es vender el sistema de seguridad para evitar robos de armas y tenerlas además controladas. Esa exigencia es la que ahora Tracing Tech esgrime para redirigir su oferta a museos, pinacotecas privadas e instituciones artísticas. La tecnología RFID permite tener activo el inventario 24 horas al día los siete días de la semana, y detectar al momento cuando una pieza falta: en qué momento entró en el depósito, saberlo al momento mediante la alarma que disparan los sensores, informar de cuál es exactamente -pese a que sea uno más en un conjunto de objetos idénticos-, y quién está al cargo de la vigilancia privada. «Los niveles de seguridad pública son de una exigencia máxima, de una efectividad absoluta y el grado de confidencialidad es total», resumen los responsables de esta empresa pontevedresa.
«El precio es muy competitivo. Evidentemente no te contratan para que controles un cuadro o una pistola, sino arsenales o un conjunto de patrimonio, pero desde luego es absurdo que aquí, con las antigüedades que hay y los objetos de valor, no se aseguren de un modo práctica por unas cantidades que para las instituciones o gobiernos serían irrisorias». La empresa cuenta ya con amplia experiencia en sistemas de seguimiento y monitorización en tiempo real, así como en el desarrollo e integración de tecnologías de la información y de comunicaciones. Es asesorada en la actualidad por expertos a nivel mundial con experiencia en el desarrollo de políticas de seguridad pública, control de armas convencionales y en sistemas de procesado biométrico. Además, tal y como explica Alexi Fernández, director comercial de Tracing Tech, tiene el apoyo de numerosas personas dedicadas exclusivamente al desarrollo de los proyectos de I+D en curso, así como con colaboraciones externas. «Nosotros buscamos siempre aportar las mejores soluciones técnicas ofrecidas por expertos mundiales a los proyectos desarrollados», explica Fernández.
La firma creada hace algo más de un año en Pontevedra tiene en la actualidad acuerdos con entidades tan importantes como la Universidade de Vigo y el Centro Tecnológico de Telecomunicaciones de Galicia (Gradiant) así como con empresas del sector tecnológico. «Apostamos por el desarrollo de las nuevas tecnologías y la aplicación de un programa con el que fortalecer la seguridad», dice Jaime Barreiro. Actualmente están trabajando en Kenia con parques naturales con los que rastrear marfiles utilizando otro tipo de tecnologías como el GPS. «Se decomisa una cantidad importante de marfil que luego se desvía al mercado ilegal. Con nuestra tecnología detectamos cuándo faltan y hacia dónde se dirigen». Los gallegos quieren ahora hacer lo mismo con el valioso patrimonio cultural del país. El Códice Calixtino estaba vigilad por varias cámaras de las que ninguna apuntaba al libro.
Innovación contra las armas
La identificación por Radio Frecuencia (RFID) es el futuro del comercio debido a la capacidad ilimitada de registro de la información contenida en el receptor. Por ahora es la tecnología puntera que permite el control de armas. Mediante un tag (del tamaño de la cuarta parte de una tarjeta SIM) colocado en cada unidad, y un lector o antena conectada a un sistema informático, permite el control de arsenales de armas y su paso por donde estén colocadas los lectores o antenas. La firma pontevedresa también aplica control biométrico. Se trata de la tecnología de última generación usada para la identificación informática del rostro humano y la identificación de huellas dactilares, vinculada a la tecnología punta de RFID, que permite la asociación del usuario del arma con el arma, automáticamente y sin intervención humana en el registro de entrada y salida.
Otra de las aplicaciones es el marcado láser, que permite identificar y monitorear de manera infalible las armas pertenecientes a un arsenal, deposito o armería, e incluso las balas pertenecientes a cada arma, instituciones de seguridad publica o empresas de seguridad privada pudiendo identificar el uso indebido o desvío ilícito de las mismas. En cuanto a la tecnología del GPS, los últimos avances en la ciencia del control de posicionamiento por satélite permiten el seguimiento y rastreo de objetos durante su transporte. Esta tecnología adaptada a las políticas de seguridad nacional permite, entre otras cosas, establecer que los vehículos, objetos u instrumentos controlados no salgan de la ruta o zona determinada, se ajusten a los tiempos establecidos y no realicen paradas no autorizadas. También controlar que los vehículos en los que se transporten los objetos o sustancias sean sometidos a control. Y, finalmente, consigue rastrear y encontrar los objetos que se hayan desviado, perdido o sustraído de la ruta y el lugar establecido.

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