Eran las cinco de la madrugada cuando unos desconocidos robaban el cable de alimentación del sistema de señalización de la línea ferroviaria de Alta Velocidad, a seis kilómetros de la estación de Atocha, poco antes del by-pass de los Gavilanes, que distribuye el tráfico férreo hacia el sur y el este de la península. Según fuentes de Adif, la avería fue «muy importante y provocó bastantes desperfectos», así como retrasos de trenes durante 10 horas, que obligaron a los equipos demantenimiento a desplazarse hasta el lugar para intentar arreglar lo antes posible los daños causados.
El corte del cable de alimentación obligaba a todos los trenes a reducir la velocidad en este tramo y a pedir autorización para circular a mayor velocidad. «La señalización indica en estos casos la situación más restrictiva, y los maquinistas deben circular a menor velocidad», explicaron estas mismas fuentes.
Así que desde primera hora de la mañana todos los trenes que circularon entre Madrid y Valencia, una veintena, sufrieron retrasos, según fuentes de Renfe, de «30 minutos de media». Sin embargo, la realidad es que al menos uno de los convoyes que comunicó las dos capitales se demoró más de una hora, y otro tardó 50 minutos más. A las 15.40 horas, casi 12 horas después de producirse el sabotaje, la avería fue reparada por los técnicos de Adif, aunque los trenes continuaron sufriendo pequeños retrasos. «Se han acumulado», explicaron en Renfe.
La compañía ferroviaria desconocía el número de pasajeros afectados por los problemas en la infraestructura, pero se calcula que han sido varios miles de personas, que sin embargo no recuperarán el dinero del billete porque, según fuentes de Renfe, se considera «una causa de fuerza mayor» y, por tanto, no se responsabiliza de las consecuencias que provoquen en los usuarios estos retrasos.
Renfe ase ahorrará así miles de euros, ya que su compromiso de puntualidad en los trenes AVE entre Madrid y Valencia es la devolución del 50% del importe del billete para retrasos de entre 15 y 30 minutos y del 100% para demoras superiores a la media hora, lo que sucedió en al menos cuatro trenes.
El robo de cable es uno de los problemas más graves que sufre la empresa pública Adif, que gestiona las infraestructuras ferroviarias. Por ejemplo, durante la construcción de la línea de Alta Velocidad entre Madrid y Valencia, Fomento tuvo que contratar seguridad privada para vigilar la catenaria, debido a los continuos robos que sufrió, hasta que se conectó la línea al suministro eléctrico. Hasta entonces, no pudieron evitar asaltos que ni siquiera pudieron parar los vigilantes privados.
Al parecer, los vándalos actuaron de noche, cuando la circulación de trenes está interrumpida, para actuar y llevarse el cable de cobre en una zona de gran tránsito de trenes. El cobre alcanzará un gran valor en el mercado negro.
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