Para que el metro de Barcelona abra 72 horas ininterrumpidamente (incluidas las noches de viernes y sábado) habrá que esperar al próximo mandato. Esa es al menos la voluntad del candidato del PSC, Jordi Hereu, para quien ahora es prioritario acabar las prolongaciones de las líneas 4 (hacia la Sagrera) y 9 (hacia la Zona Franca y el aeropuerto). En su visita esta madrugada al Centro de Control de Metro y tras una detenida ojeada al mapa de líneas suburbanas de TMB, el 'alcaldable' socialista ha concluido que hay que impulsar las estaciones proyectadas -y recientemente cuestionadas por la Generalitat- antes que ampliar el horario nocturno del servicio también a los viernes.
El todavía alcalde ha admitido que mientras ni la "coyuntura económica" ni la "capacidad técnica organizativa" lo permitan, a corto plazo será difícil plantearse la apertura 'non stop' del metro más allá de los sábados. Hereu ha recalcado que ofrecer más metro de forma ininterrumpida no es tanto una cuestión de inversión como de gasto corriente para las arcas municipales. Con todo, el candidato a la reelección ha reconocido que sería una apuesta de gran aceptación por parte de la ciudadanía tras la consolidación del metro abierto toda la noche del sábado.
El 'alcaldable' del PSC ha hecho hincapié asimismo en la repercusión sobre el empleo y la economía de la ciudad que tiene la apuesta por la red de metro, sin entrar a criticar de forma directa la paralización de obras en algunas líneas promovida por el Govern. Ha destacado (y agradecido) el trabajo de los empleados de TMB en horario nocturno y los 381 millones de desplazamientos que registra el suburbano de Barcelona.
El Centro de Control de Metro gestiona las líneas convencionales y las nuevas líneas automáticas, que funcionan sin conductor. En él se reciben en tiempo real las imágenes de 3.000 cámaras distribuidas por las estaciones y vagones de metro y se atiende a los usuarios que comunican alguna incidencia desde los interfonos instalados en estaciones y trenes. Esta madrugada, Hereu ha podido comprobar con sus propios ojos la proliferación de carteristas en estaciones como la de Passeig de Gràcia y la de Clot, rápidamente reducidos por miembros de seguridad privada y Mossos d'Esquadra.
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