La Comunidad de Madrid niega que se practiquen malos tratos en el recinto
El suicidio de un chico de 12 años el lunes pasado sacudió el centro de menores Picón del Jarama (Madrid), donde había ingresado 15 días antes. El centro tiene capacidad para 50 chicos y está gestionado por la Comunidad de Madrid (responsable de la seguridad, lavandería y alimentación) y la Fundación OBelén (que aporta el equipo de profesionales).
Los internos del centro son "conflictivos", según fuentes de la fundación. El perfil de los menores que acogen responde al de jóvenes con problemas de drogadicción, trastornos o delincuentes menores de 14 años, al igual que los cerca de 1.300 que han pasado este año por los 34 proyectos que tienen en el resto de España.
Medidas de seguridad
En la entrada del centro, los vigilantes y un arco de seguridad impiden la entrada de armas, objetos punzantes y cualquier clase de objeto metálico. En el interior, las paredes de las habitaciones acolchadas, las sillas ancladas al suelo y la falta de elementos metálicos y cortinas dificultan las trifulcas o que los intentos de suicidio se consumen.
Pero, el pasado lunes, algo falló. La Comunidad de Madrid no ha hecho públicos los detalles del suceso y mantiene en secreto cualquier novedad relacionada con esta investigación.
La Asamblea Contra los Centros de Menores Cerrados (ACCMC), un grupo que ha difundido un comunicado de condena por Internet contra la forma de trabajar de OBelén, ha convocado una concentración hoy frente a la sede del Instituto Madrileño del Menor y la Familia (IMMF). Entre las protestas, aseguran que se realizan prácticas irregulares en el centro desde hace "dos años". La Consejería de Familia y Asuntos Sociales niega que existan denuncia contra el centro o su personal.
Publico.es
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