Rompió el escaparate de un centro de masajes terapéuticos con una piedra, pero hizo un agujero tan pequeño que se hirió al entrar y se quedó encerrado dentro
Sólo consiguió llevarse un puñado de caramelos y un buen corte en la mano como botín. Un ladrón poco habilidoso se quedó encerrado en la madrugada del pasado sábado día 20 de diciembre en el local que intentaba atracar, un centro de masajes terapéuticos situado en la calle Héroe de Sostoa que ya había sufrido otro atraco en menos de un mes, según narra el gerente, Emilio Verón.
El caco, un hombre de unos treinta años, rompió el cristal del escaparate con una piedra para entrar en el local. Sin embargo, el hueco no era lo suficientemente amplio y se lastimó en la mano y en el tobillo con los cristales rotos al introducirse en la tienda. En el interior, revolvió todo el local sin encontrar dinero ya que, explica Verón, nunca dejan efectivo en la tienda. «Lo único que se llevó fue un puñado de caramelos que tenía encima del escritorio y que luego la policía encontró en los bolsillos», indica el encargado.
La alarma alertó a la empresa de seguridad contratada por Ceragem, que envió minutos antes de las 02.30 horas a un vigilante a la zona que avisó a Emilio Verón. Allí, el vigilante se encontró con el ladrón, que intentó salir sin éxito por una puerta trasera del local y que se vio acorralado en el interior de la tienda. Cuando Verón llegó a la zona, también esperaban en la puerta un par de agentes de la Policía Nacional de paisano. «Se identificaron y me pidieron que abriese la puerta para capturar al ladrón, porque no podían entrar por el agujero del escaparate», asegura Verón.
El caco estaba tumbado en el suelo y permanecía tranquilo. «Parece que la policía le había dicho que no se moviese de ahí si no quería tener más problemas», dice Verón. La policía entró y esposó al intruso, que no puso resistencia. «Sólo dijo que tomaba pastillas así que no sabía lo que hacía», recuerda la misma fuente. A los alrededores del local se acercaron más agentes de la Policía Nacional de paisano, que se llevaron al detenido en un coche particular con las luces de emergencia puestas.
Blanco de varios atracos
Emilio Varón se ha convertido en blanco de los atracadores en los últimos meses. El pasado octubre tres jóvenes intentaron entrar en el centro de masajes, pero sólo consiguieron romper el cristal del escaparate. El 30 de octubre, tres asaltantes lograron entrar en el local. En esa ocasión utilizaron una tapa de alcantarilla para echar abajo el escaparate en plena madrugada. El objetivo de los cacos era un televisor de plasma que estaba colgado en la pared. El problema es que, al subirse en un escritorio para bajar el aparato, el mueble se partió y el televisor cayó al suelo. «No se llevaron la tele y me la destrozaron», recuerda Verón. Lo que sí obtuvieron como botín fue un ordenador.
Lo que los cacos no sabían es que un vecino que estaba estudiando en su casa pudo verlo todo por la ventana y alertó a la policía, que les capturó en su huida. Los últimos acontecimientos han terminado de convencer al gerente de Ceragem. «He pedido el presupuesto para poner una reja en el escaparate», asevera Pavón, quien indica que las obras del metro han convertido la calle en una zona propicia para los asaltos: «Hay poca luz y pasan poca gente por aquí, así que somos carne de cañón», dice.
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