domingo, 14 de diciembre de 2008

Los robos de productos básicos se disparan en los supermercados

Muchas tiendas han reforzado la vigilancia al ver duplicados los hurtos en apenas unos meses
En las botas, en la cintura del pantalón, en las mangas de la chaqueta... y hasta en los calcetines. El surtido de embutidos viajaba escondido en los sitios más recónditos. La responsable del supermercado asegura que llegó a contar hasta 22 paquetes de lomo, jamón y queso. Su portador, un joven de unos 30 años, fue pillado in fraganti hace unas semanas cuando se disponía a robar la mercancía a las puertas de un establecimiento de la capital. No es el único.
Los gerentes de estos negocios de alimentación subrayan al unísono que en los últimos meses han duplicado sus pérdidas por hurto. Según sus cálculos, los amigos de lo ajeno les arañan actualmente un 2% de su facturación, frente al 1% de hace un año. Sobre las causa de este acusado aumento, todos apuntan a la crisis. Una coyuntura económica que no sólo ha disparado los robos, sino que ha introducido nuevos objetos de deseo en la lista de los delincuentes.
«Hasta hace poco lo típico era que cogieran bebidas alcohólicas o productos caros de higiene personal. La novedad ahora radica en el tipo de productos que se llevan, entre los que destacan los loncheados de embutidos; es decir, artículos de primera necesidad», resume Sergio Cubero, dueño de la cadena Maskom.
Las estrecheces que sortean muchas familias malagueñas comienzan pues a pasar factura. Desde los supermercados aclaran que en la mayoría de los casos, los hurtos no van dirigidos al consumo propio, sino a la reventa en mercados clandestinos. No obstante, algunos empleados de estos establecimientos reconocen que desde que se agravaron las dificultades financieras cada vez es más frecuente sorprender a amas de casa con pocos recursos, desempleados o jubilados con pensiones mínimas intentando hacer la cesta de la compra sin pasar por caja. «Hay menos dinero en las casas y eso se nota», admiten desde Lauromarket.
Más seguridad
El acusado incremento de estos delitos ha puesto entre las cuerdas a los responsables de estos establecimientos, obligándoles a instalar más cámaras de seguridad y a reforzar la contratación de vigilantes. Y eso en el mejor de los casos. La inquietud por la sangría que representan estos episodios ha empujado a otros empresarios como a Sergio Cubero, de Maskom, a tomar una decisión más radical y cerrar a mediodía sus supermercados emplazados en zonas más conflictivas como son los de Duque de Rivas y Martínez de la Rosa.
No en vano, como detalla este experto, los cacos aprovechan las horas en las que saben que hay menos personal y por tanto menos vigilancia, para actuar. «Tras repasar el inventario nos dimos cuenta de que en esa franja teníamos casi más hurtos que clientes, y tampoco nos podíamos permitir tener a dos vigilantes en la puerta, así que hemos acabado optando por no abrir», indica.
En Lauromarket, por su parte, afirman que han ampliado el número de cámaras por el aumento de estos hechos delictivos, una corriente que, según Antonio García, uno de sus responsables, afecta ya a todas las familias de productos. «Desde el verano no paramos. En nuestro caso se ha pasado del 1,5% a cerca del 3%».
Las estadísticas confirman el aumento de la 'pérdida desconocida' en el sector de la distribución. El segundo 'Barómetro Mundial del Hurto en el Retail' desvela que en España los comercios dejan de ganar 2.510 millones de euros al año por este concepto, el 1,31% de sus ventas.
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