Los ‘descuideros’, bandas sudamericanas especialistas en robar en bancos y a clientes de avanzada edad, llevan diez asaltos este año en Ciudad Real. El clásico timo de la estampita de la paupérrima España tardofranquista ha dejado paso en el panorama delictivo nacional a otros métodos desconocidos aquí hace sólo unas décadas, cada vez más frecuentes e importados por la inmigración de la delincuencia del hemisferio sur.
[Belén Rodríguez] [Ciudad Real]
Los timadores o más bien ‘descuideros’, porque roban tras despistar a su víctima casi siempre ancianos y personas vulnerables, actúan coordinados, en grupos de cuatro o seis personas, son hábiles, rápidos, sin arraigo en las ciudades en las que ‘trabajan’ y no dudan en emplear la violencia contra sus víctimas si el botín lo merece. Lo experimentó un hombre de 72 años el pasado 3 de octubre, objetivo de los ‘cogoteros’, dos individuos que le golpearon en el cuello en el portal de su casa en la calle Alarcos, tras seguirle por los bancos en los que había sacado unos 8.000 euros. Casos como éste en Ciudad Real capital ha habido hasta la fecha diez, varios de ellos en octubre, y cinco más en el resto de la demarcación del Cuerpo Nacional de Policía, en concreto en Valdepeñas; tres, el último el pasado 18 de noviembre; y en Alcázar de San Juan, dos, por ninguno contabilizado en Puertollano. Se trata de un tipo de delincuencia especializada, muy dañina por la vulnerabilidad de sus víctimas, y en un 95 por ciento practicada por bandas de inmigrantes sudamericanos, de personas de nacionalidad chilena y colombiana, explica el jefe de Brigada Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía en Ciudad Real, A.C. Se estima que por métodos como el de dar un cogotazo a las víctimas; la ‘siembra’, dejar caer un billete al suelo y advertir a alguien que sale de sacar dinero del banco que se le ha caído un billete o que tiene una mancha, para robarle todo lo que lleva; el ‘pinchazo’, se simula que a la víctima se le ha pinchado una rueda; o los ‘chinos’, una cuchilla afilada envuelta que se emplea para rajar discretamente el bolsillo o la bolsa en la que se guarda el dinero, se han sustraido este año en la capital unos 58.000 euros y en Alcázar y Valdepeñas no llega a los 2.000. “No son cantidades importantes pero si a la abuela que cobra 600 euros de pensión le quitas eso, la destrozas, por no hablar de los daños psicológicos, mientras que al autor, en caso de que sea identificado y detenido porque al final se les pilla, y si no ha usado la violencia, le pueden caer nada más que seis meses por una falta de hurto o una multa”, añade J.R., subinspector del Grupo de Delincuencia Patrimonial de la comisaría de policía de Ciudad Real, el conocido como grupo 3º. En todas la intervenciones policiales, excepto en una, las víctimas han sido gente mayor, muchas de ellas octogenarias, aunque la media aritmética -en Ciudad Real ha habido un caso de una mujer de 63 años- sería de 70 años. Las bandas tampoco distinguen de sexo, los ataques según los datos policiales hablan de prácticamente la misma proporción de hombres y mujeres. En la capital ha habido seis robos al descuido a varones y cuatro a mujeres. En Alcázar las víctimas han sido un hombre y dos mujeres y en Valdepeñas dos hombres y una mujer. Y la mayor incidencia de asaltos se dio en octubre, “mucha gente, alentada por ciertas informaciones sobre la crisis económica, acudió a sacar su dinero de los bancos, y las bandas, que tienen mucha movilidad, aprovecharon para actuar”, afirma el jefe de la Brigada de Policía Judicial.82.000 eurosBuscan sobe todo gente mayor pero en ocasiones se arriesgan con alguien joven si el botín lo merece. Ha pasado este año en Ciudad Real. Ocurrió en la calle Alarcos, escenario el viernes de un atracó común y por lo que se ve una de las favoritas por los ladrones por la gran cantidad de sucursales bancarias. Sólo que esa vez no lo consiguieron. La víctima era un hombre joven que se aventuró a sacar 82.000 euros de un banco (se trataba de un asunto de empresa). Los miembros de una banda, al parecer colombianos, lo vieron, le llamaron la atención diciendo que tenía una rueda pinchada e intentaron cogerle el dinero. La víctima se dio cuenta y echó a correr a por uno de ellos, les arrebató el dinero, pero ellos huyeron. “No es normal, pero se arriesgaron porque la cantidad merecía la pena”, aclara el subinspector J.R.El grupo de Delincuencia Patrimonial de la comisaría de Ciudad Real, al igual que las del resto de la provincia, han llegado a montar dispositivos especiales para capturar a estas personas, y de hecho han identificado a muchos, cogerles es mucho más difíciles, puesto que actúan en grupos de entre cuatro y seis personas, cada una con una función específica en la ejecución del ‘descuido’. “El hurto al descuido prácticamente no se veía en esta comisaría, en Ciudad Real ha sido a finales de los noventa, y sobre todo hace seis años. Las víctimas por excelencia son tanto entidades financieras, con vigilantes de seguridad y los clientes, eso es lo novedoso”.El ‘ojeador’Estas bandas actúan en grupos de un mínimo de cuatro y un máximo de seis personas. Buscan las zonas céntricas de las ciudades, donde haya más sucursales bancarias y clientes. Además ‘trabajan’ en la horas de más movimiento de personas, en la calle y en las cajas de ahorros, entre las once de la mañana y las dos de la tarde. Hasta el lugar al que van a dar un ‘palo’ se desplazan en vehículos alquilados, por supuesto con documentación falsa, para que sea más difícil su identificación. Una vez elegida la zona y los sitios en los que van a actuar sitúan al ‘ojeador’ dentro de los bancos, él es el que elige a la víctima: ancianos que sacan mucho dinero solos, ya sean hombres o mujeres. El objetivo se marca por la facilitad para abordarle sin correr riesgos, y por la cantidad de dinero. Si éste lo merece, aunque la víctima no sea un anciano, pueden arriesgarse, pero no es lo normal.El ‘ojeador’ utiliza un teléfono móvil -las cámaras de videovigilancia los han captado- para avisar a los compinches que esperan fuera. Estos son los que siguen y abordan a la víctima con la excusa más variada, o que tiene una mancha, o que se la ha caído un billete, o directamente le golpean y le quitan lo que tiene encima. Después se pierden entre la gente y se van tan rápido como habían venido. Además no siempre actúan las mismas personas, en cuanto se ven atosigados por mayor presencia policial se marchan de las ciudades en las que se suelen quedar unos días y luego es difícil dar con ellos.“Lo normal es que la gente sólo se fije en la persona que estaba en el banco, a esos incluso los tenemos grabados, pero luego son otros los que cometen el hurto en sí. Al final damos con ellos, actuamos coordinados con la Guardia Civil, con nuestras comisarías centrales, pero muchas veces, en caso de que tengamos un detenido, aquí sólo se le puede imputar uno o dos hechos, no va a la cárcel y del dinero nunca se supo”, resume el inspector A.C.Aparte de conocer sus métodos, conviene que la gente evite riesgos. “Si un desconocido le abordan a la salida de su banco o caja de ahorros, en un garaje o en el portal de casa, desconfíe. Lo mejor es salir corriendo y avisar a la policía porque le van a dar el palo”. El inspector también aconseja que los mayores no vayan solos a sacar dinero en metálico.
lanzadigital
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