El lehendakari intentó trasladar ayer un mensaje de contenida esperanza sobre el final del terrorismo en Euskadi. Tras un fin de semana en el que los rumores sobre un comunicado de ETA han sido incesantes, Patxi López admitió que todavía no se «ha alcanzado esa estación término», pero volvió a mostrarse convencido de que la banda armada está dando sus últimos coletazos y que se está «más cerca que nunca de acabar con el totalitarismo». Por eso, deseó que la vigesimosegunda promoción de la Ertzaintza, que ayer recibió sus acreditaciones en la academia de Arkaute, sea la «última que sale a la calle bajo la amenaza de ETA».
Los 290 agentes que componen la nueva hornada de la Policía autónoma son los primeros que reciben sus títulos de manos de López, que ayer presidió la ceremonia de graduación junto con el consejero de Interior, Rodolfo Ares. La anterior promoción salió a patrullar a mediados de 2008, con Juan José Ibarretxe al frente de la Lehendakaritza y Javier Balza en Interior. Entonces se acreditaron 112 agentes.
Desde que el PSE llegó al Gobierno vasco, la Ertzaintza se ha convertido en el centro de varias polémicas, sobre todo desde la puesta en marcha de la política de tolerancia cero contra los radicales diseñada por el Ejecutivo autónomo.
En este escenario, bajo la atenta mirada de los cientos de familiares de los recién nombrados ertzainas que acudieron hasta la base policial -ubicada en las inmediaciones de Vitoria-, el actual presidente vasco no quiso referirse de manera explícita a la posibilidad de que ETA anuncie en breve una tregua «unilateral, permanente y verificable» como le ha pedido la izquierda abertzale.
Para intentar detener la bola de nieve que viene creciendo durante las últimas semanas, López optó por un mensaje más genérico, en el que mezcló el optimismo con la cautela. Lo que vino a decir el lehendakari es que el ocaso de ETA está próximo porque está «más débil que nunca», pero que todavía no se puede «bajar la guardia ni un solo momento».
Por este motivo, reclamó a los nuevos agentes que «os suméis desde el primer día al esfuerzo y a la entrega del conjunto de la Ertzaintza para acabar de una vez y para siempre con el fanatismo y el totalitarismo que tanto dolor y sufrimiento ha sembrado». Con un medido positivismo, el lehendakari quiso que la 22 promoción sea la última que sale a la calle «bajo la amenaza de ETA». «Espero, deseo y confío en que muy pronto dejéis de secar vuestros uniformes en el interior de vuestras casas y podáis tenderlos al aire libre y fresco de una nueva Euskadi de paz y libertad», manifestó.
Más allá de estas reflexiones, el lehendakari se esforzó en elogiar a los nuevos miembros de la Policía autónoma, a los que les pidió que se sientan orgullosos por adquirir «un compromiso personal con la defensa de los derechos y las libertades» de los vascos, como hicieron «vuestros compañeros por combatir el terrorismo, a los que jamás olvidaremos», una alusión a los ertzainas asesinados por ETA en los últimos años. En este sentido, aseguró que los ataques que han padecido los agentes se debe a que los radicales son conscientes de que «sois los garantes de la libertad».
A Seguridad Ciudadana
Durante su discurso, López calificó a este Cuerpo como uno «de los pilares de nuestro país y nuestro autogobierno», y volvió a agradecer a los policías su «compromiso» para garantizar la convivencia, cumplir la ley y erradicar la violencia «en todas sus formas». El lehendakari alabó la preparación de los nuevos profesionales, a los que recordó que están al «servicio» de la sociedad. De hecho, todos irán destinados en principio a Seguridad Ciudadana.
Lo hizo durante una ceremonia en la que se cumplieron los diferentes ritos protocolarios. Los nuevos agentes se colocaron en filas y fueron recibiendo sus títulos de manos del propio López, de Ares y de la directora de Arkaute, Elena Moreno, quien destacó el esfuerzo de la academia en formar no sólo a los policías vascos, sino también a los trabajadores de la seguridad privada.
Tras los discursos llegó la hora de las celebraciones. Los 290 cadetes tiraron sus txapelas al cielo como señal de que ya eran agentes. Después se encontraron con sus familiares y presenciaron la exhibición de la unidad canina y de los antidisturbios. Se cerraba una ceremonia que se repetirá en septiembre, cuando se gradúen los integrantes de la siguiente promoción: la 23.
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