martes, 28 de diciembre de 2010

Dos empleados de Caixa Tarragona son absueltos de robar la caja fuerte

Los ladrones aprovecharon que el personal estaba comiendo para asaltar la caja fuerte

Fue denominado el robo del siglo. El 29 de abril de 2004 alguien se llevó 145.961 euros del interior de una de las cajas fuertes de la sucursal que tenía Caixa Tarragona en el número 68 de la Rambla Nova de Tarragona. Los ladrones aprovecharon que los empleados habían salido a comer para entrar y sustraer el dinero. Como sospechosos del golpe fueron detenidos un empleado de dicha oficina y un ex vigilante de la misma. Ambos se enfrentaban a cuatro y tres años de prisión, respectivamente, además de devolver el dinero sustraído.
El juez ha determinado que no existe base para condenar a los dos procesados e incluso afirma que, por el modus operandi del robo, podría haber sido cualquiera de los doce trabajadores con que contaba entonces la entidad bancaria.
En la sentencia se recoge que el día de los hechos, último jueves de la campaña de invierno-primavera en que las cajas abrían al público por la tarde, todo el personal de la oficina se fue a comer a un restaurante sobre las 14.30 horas, incluido uno de los acusados –que trabajaba como cajero–.
Mientras todos los empleados se encontraban comiendo, alguien accedió al edificio contiguo a la sucursal y seguidamente ascendió hasta el primer piso de la entidad, y a las 15.08 horas desbloqueó mediante apalancamiento las dos cerraduras de la puerta de acceso de la oficina. Dos minutos después el ladrón ya se encontraba en el interior y a las 15.13 abrió o desbloqueó la caja fuerte que contenía la suma más destacada de dinero. Abrió también la otra caja fuerte –que contenía sólo monedas–, sin llegar a sustraer nada de la misma.
Por las investigaciones llevadas a cabo por la Policía y los servicios de seguridad de Caixa Tarragona se determinó que necesariamente alguien debió aflojar o retirar previamente los tornillos correspondientes a una de las dos cerraduras de la puerta del primer piso –que permite acceder a la oficina desde el edificio anexo–. Igualmente se concluyó que el retardo temporal de apertura de las cajas fuertes funcionaba perfectamente, pudiendo ser manipulado para que aquel día no funcionara.
Las sospechas
Posteriormente levantó sospechas entre los investigadores el traspaso del negocio que tenían los dos procesados.
Pero para el magistrado, «ninguna prueba, directa o indirecta, se ha practicado que permita concluir que fue (...) el que alteró el mecanismo del retardo –de la caja fuerte–, declarando éste que desconocía como eliminarlo». ni tampoco que participara en la operación de alterar o aflojar los tornillos de la puerta. Para el juez, «no puede dejarse de valorar que en la caja existían más personas que conocían el lugar por el que se accedía a la oficina así como dónde guardaba la llave de la caja fuerte el acusado». Por todo ello, el juez absuelve a los dos procesados y deja abierta a Caixa Tarragona la vía civil.
Francisco Zapater, abogado de uno de los dos procesados, valoró la sentencia como «muy positiva, pues además de hacer justicia acaba con casi siete años de calvario, ignominia y sufrimiento de los acusados».

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