Investigador independiente, Kramaj es iraquí, nacido en Erbil, la zona kurda situada al norte del territorio, y desde hace tres meses ha formalizado su labor con el respaldo de la organización española NOVA, Construcción de Paz y No Violencia Activa, con sede en Barcelona, y de varios organismos de Naciones Unidas.
Hasta septiembre de 2011, Krmaj seguirá visitando las empresas de seguridad privada en Iraq, reuniendo datos oficiales y extraoficiales que le aportan sus contactos en la coalición gubernamental, en las embajadas y en organizaciones no gubernamentales; mientras avanzará en la recopilación de detalles sobre casos concretos de torturas, desapariciones y vejaciones en las que supuestamente han estado involucrados mercenarios.
En agosto de 2010 las tropas de combate estadounidenses abandonaron Iraq, quedaron unos 50.000 efectivos, y según Krmaj se incrementó el número de empleados de las empresas de seguridad privada: “El portavoz oficial del Gobierno estadounidense dijo que -tenemos las fuentes y las declaraciones- cuando se retirasen intentarían mandar 5.000 mercenarios a través de las empresas de seguridad a Iraq.
Zona sensible
En la zona entre el Kurdistán e Iraq, en Kirkuk, una zona sensible… Estaban listos para irse, pero la realidad es que regresan a Iraq en otra forma, con otra cara, que son las empresas de seguridad. Tienen un gran mercado en Iraq”.
Vigilan las explotaciones de petróleo, los lugares de extracción, las embajadas y sedes oficiales de la ONU, a las ONGs, a los miembros del Parlamento y las empresas que se atreven a instalarse en Iraq.
En 2003, cuando comenzó la ocupación estadounidense, los mercenarios entraban sin visado, en coches sin matrícula y cargados con armas que no eran registradas. Hoy, con el trabajo asentado, la situación se complica y Krmaj quiere demostrar que, al mismo tiempo que violan sistemáticamente los derechos humanos de la población, sufren una situación de desamparo legal. “Los problemas están en ambos lados, en la parte iraquí no hay ninguna regulación legal, y en la parte de las empresas de seguridad no proporcionan un buen ambiente de trabajo para los empleados, y por supuesto, la cantidad de dinero que obtienen de ellos, el beneficio, es muy alto”
Son la primera fuerza internacional desplegada en el territorio iraquí, a pesar de que ni EEUU ni Iraq disponen de un registro oficial. “Las cifras son la mayoría estimadas. Teniendo en cuenta esto, el Ministerio de Interior iraquí asegura que hay casi 1.300 empresas trabajando en Iraq; de ellas sólo 250 están registradas legalmente por los ministerios de Comercio o del Interior, las otras no. Los trabajadores estimados de las empresas de seguridad son unos 100.000. Trabajan con las empresas de seguridad y con empresas militares”, explica Krmaj.
Ingobernable
De los contactos mantenidos por el equipo de investigadores que dirige Krmaj en Iraq con los trabajadores de las empresas de seguridad, llegan a conclusiones que confirman que su presencia hace todavía más ingobernable el país. “La mayoría de la gente que trabaja con las empresas de seguridad sufre mucho estrés, no tienen muchos derechos… por ejemplo, trabajan cada día una media de 18 o 17 horas. Están muy cansados, beben mucho alcohol y toman drogas, lo que les hace disparar con facilidad, como se ha visto documentado en los vídeos difundidos por Wikileaks durante los últimos tres meses”
Por un día de trabajo en una empresa de seguridad privada, dependiendo de la zona y la peligrosidad, un iraquí puede ganar entre 700 y 800 dólares al día, el doble de lo que ofrece al mes el Gobierno iraquí para que se alisten en la policía o el Ejército. “Como tenemos una tasa de desempleo muy alta en Iraq, la gente está preparada para acudir a las empresas de seguridad, existe un número elevado de iraquíes que se alistan. Según la ONU un iraquí puede lograr 8 trozos de un arma con facilidad… en este caso tenemos: desempleo, un buen salario en las empresas de seguridad y el arma es muy barata. Estos tres puntos les hace ir a trabajar con las empresas de seguridad priva, y por eso ahora, no hay suficiente gente trabajando con las Fuerzas de seguridad iraquíes o con el Ejército”.
AbuGraib
No se centran sólo en Blackwater o Halliburton, empresas famosas por los casos de torturas como los de Abu Graib o por la explotación y los beneficios obtenidos por destacadas figuras de la antigua Administración estadounidense, la de George W. Bush. Están empezando a encajar las piezas del puzzle que les permita detallar la oferta militar, de estrategia y tácticas de combate que, además de la protección, ofrecen estas empresas de seguridad privada, cuyos honorarios son abonados con el dinero de la reconstrucción: “El dinero de la producción de petróleo y gas en Iraq, parte de este dinero se va a Kuwait y a otros países de la zona del Golfo durante la primer guerra del Golfo, y otra parte se va a reconstrucción… estamos seguros de que ese dinero de supuesta reconstrucción no proviene del presupuesto de EEUU porque son cantidades enormes… por ejemplo Blackwater más de 593 mil millones de dólares en 2006, Dyn Corp 2,1 mil millones, Erinys 39 millones de dólares, Aegis 293 millones; Halliburton 18 mil millones...”
Krmaj no es pesimista sino realista al analizar el papel que puede jugar la próxima coalición gubernamental. Hay demasiados intereses personales y empresariales que debilitan una acción contundente por parte de las autoridades iraquíes. Ni siquiera han logrado aprobar una ley que termine con la impunidad que otorgó Paul Bremer en 2003 con la Orden 17. “¿Cómo pueden trabajar de forma independiente? ... sin verse influidos ni coaccionados… porque en este caso, las empresas de seguridad privada, como tienen mucho dinero pueden pagar a los oficiales iraquíes para ocultar partes de la investigación, o para no permitir que los trabajadores de las empresas sean acusados de haber violado el sistema. Porque de acuerdo con la regulación estadounidense la actuación de las empresas de seguridad está bajo el filtro legal de EEUU. Pero no hay investigaciones sobre su actuación, sólo una o dos en el pasado que van muy lentas. El Gobierno iraquí es muy débil frente a las empresas de seguridad y no creemos que puedan actuar de forma contundente contra las empresas de seguridad”
Investigación imparcial
La investigación pretende ser imparcial, denunciar las violaciones del derecho a la autodeterminación, a la seguridad de las personas, el tráfico de personas pero también los derechos de los trabajadores de las empresas de seguridad privada, los mismos que ejecutan esas acciones fuera de la ley. Una situación compleja en un país sin normas donde el trabajo de Krmaj pretende al menos poner la información sobre la mesa, para que tribunales locales e internacionales juzguen y que algún día, también en Iraq, sea posible hacer justicia.
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